LA ULTIMA EMPERATRIZ

La obra constituye, junto con una anterior titulada "La Ciudad Prohibida", una recreación novelística de la vida de Tzu Hsi (1834-1907), concubina de un emperador manchú de China, madre y tutora de su sucesor, tía y también regente del sucesor de éste y quien designó a su sobrino nieto Puyi, último emperador antes de que en 1912 la proclamación de la república le obligara a abdicar.
La autora refleja la difícil etapa de la historia de China durante los años en que la protagonista gobernó el país en la sombra, en nombre de emperadores menores de edad o sin la salud o el carácter necesarios para enfrentarse a unos tiempos agitados, con las potencias europeas dispuestas a forzar el aislamiento chino e imponer la modernización de su estructura social y económica. El argumento se centra en la actividad pública de Tzu Hsi, sin apenas referencias sentimentales. Narrada en primera persona, la acción, extensa y minuciosa, refleja la psicología de la protagonista, mujer de carácter fuerte y enérgico, en un entorno de hombres débiles a los que se sentía obligada a controlar e impulsar. Se rebate su mala fama en Occidente como tirana y sanguinaria, aunque sin negar que cometiera muchos errores durante medio siglo de ejercicio imperial de hecho. Escrita con estilo sencillo, la obra ofrece una perspectiva amplia del final de la dinastía reinante y de las violentas convulsiones sufridas por China ante el acoso de Rusia, Japón, Inglaterra y Francia, y la miseria del pueblo. Aunque su tratamiento está dentro del terreno de la ficción, contiene datos interesantes al respecto, siempre teniendo en cuenta la subjetividad de la protagonista.

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