LA ÚLTIMA NOCHE DE LA LUNA

La protagonista de esta historia de fantasmas es una chica de trece años cuyos padres se han separado hace dos. Vive con su madre y ambas se soportan con dificultad, puesto que están igualmente amargadas. Una noche se produce en su habitación un extraño fenómeno paranormal, y lo mismo ocurre cuando poco después se va de veraneo al pueblo de los abuelos, con su padre y la novia de éste. Allí, en la gran casa semiderruida del ingeniero jefe de una mina abandonada, descubrirá, guiada por una voz que sólo ella puede oír, una caja llena de cartas que encierran un secreto, que es la causa de la amargura de su madre y que le permitirán en el futuro comprenderla mejor.
La acción, narrada al modo de librojuego, permite que al final de cada capítulo el lector decida cómo actuaría si fuese quien la protagoniza, lo que conduce a distintos desenlaces, todos ellos rápidos y negativos, salvo el más extenso y satisfactorio, que es también el más trabajado por el autor. En función de este propósito, el desarrollo argumental es laberíntico, no lineal, pues las distintas posibilidades de llegar al nudo y desenlace a partir de un mismo planteamiento inicial aparecen intercaladas en planos cronológicos paralelos. Aunque al final es posible seguir completa la trama central, sus ramificaciones optativas dificultan la lectura y, puesto que el juego de alternancias no está bien resuelto, no encierran nuevas posibilidades realmente atractivas.Literariamente, ni de fondo ni de forma se sale la obra de los límites de lo convencional dentro del género al que pertenece, si bien su mensaje final de compresión, afecto y perdón es positivo.

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