LA VENTANA

Cotidianidad y lirismo. El valor de esta novela puede que sea éste. Una vez más la literatura hecha cotidianeidad y también expresión de un dolor que nunca falta.
A quien comience a leer La ventana es posible que, al principio, le parezca un relato bastante plano, aunque la narración recupera interés y sentimiento cuando recuerda la muerte de su hermana en la UCI por el COVID. Es ese fallecimiento el que distingue un antes y un después en la vida de la protagonista y cambia el sesgo de la narración.
Isabel Alba escribe a raíz del duro período de la pandemia. Recuerda lo sucedido, incluido el dolor y soledad producidos por los que se fueron durante esos meses. Presenta una estructura fotográfica del tiempo del confinamiento y de la etapa posterior, tras su cese, vista a través de una ventana que no es más que el ojo y oído de la protagonista.
Son experiencias que hemos tenido -más o menos álgidas- todos y que, por lo tanto, recoge pensamientos y vivencias con los que se identificarán más unos lectores que otros.
La escritora madrileña Isabel Alba (1959), afincada en San Sebastián, es Licenciada en Filosofía, guionista, y se ha dedicado al mundo audiovisual en el que también es profesora. Como novelista ha publicado entre otras, La verdadera historia de Matías Bran (Montesinos, 2011) y La danza del sol, (Acantilado, 2019).

TROA