LAS CATILINARIAS

Al jubilarse, un matrimonio hace realidad su sueño de vivir en el campo, en una casa agradable situada ante un bonito paisaje. Personas amables atienden con cordialidad a su vecino, un médico, cuando acude a visitarles. Poco a poco la asiduidad de éste, que se instala en su sala de estar dos horas diarias sin apenas pronunciar palabra, se convierte en una pesadilla amenazadora para sus deseos de tranquilidad y descanso.La situación empeora cuando insisten en que su visitante acuda un día a cenar con su mujer, y ésta resulta ser una criatura inimaginable por su gordura y obnubilación mental. La obra, cuya publicación original data de 1995, es una de las primeras de la autora y constituye ya un claro ejemplo de su tendencia a la escritura breve, intensa y cargada de humor negro. La historia de una pareja cordial y equilibrada que llega a la locura debido a la clase de vecinos que les han tocado y a su deseo de conservar a pesar de todo su casa, es una sátira lúcida, cruel y morbosa. La solución elegida por el marido para salir de un círculo demencial está justificada con ironía por él mismo, pero al final confiesa no saber si obró bien o mal, y eso quebrará para siempre la añorada paz de su retiro, tras años de intentar que sus alumnos aprendieran algo de latín y griego. La obra está bien escrita e ingeniosamente planteada, pero su desarrollo, que se recrea de forma poco grata en detalles grotescos, acaba en un desenlace demasiado evasivo y cargado de escepticismo.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa