LAS DOS CARAS DE ENERO

Novela ambientada en Grecia, donde una pareja de turistas americanos se encuentra con un joven compatriota en circunstancias muy peculiares, relacionadas con un homicidio involuntario. Mientras los tres intentan burlar a la policía griega, se establecen entre ellos unas curiosas vinculaciones psicológicas, complicadas por la inclinación mutua surgida entre la mujer y el nuevo amigo, y por los consiguientes celos del marido.
Como es habitual en ella, la autora parte de una situación inicial poco convincente para desarrollar la acción por vías muy complejas enredadas en una maraña, un tanto tortuosa, de reacciones e impulsos anímicos de los protagonistas. Aunque hay crímenes, persecuciones policiacas, detenciones, interrogatorios, etc., todo esto no es sino el soporte externo de la verdadera intriga que reside en la lucha íntima sostenida por cada personaje consigo mismo. Si se acepta el planteamiento inicial, con su discutible verosimilitud, el relato resulta entretenido y su clima de tensión, algo opresivo, es acertadamente eficaz dentro de la desconcertante serie de viajes, cambios de identidad, desapariciones, etc., que son los recursos más frecuentemente utilizados por Patricia Highsmith en sus novelas. El estilo y demás elementos formales están tratados de modo funcional, con claridad y sencillez, pero también con evidente falta de finalidad estética propia. La conducta de los tres protagonistas, un típico triángulo amoroso, aunque sujeto a circunstancias anómalas, responde, más que a una trayectoria lógica, a las exigencias de una trama imaginaria a la que se ha querido dar un tratamiento policiaco original. Sin embargo, de ella se deduce una moral permisiva, no solo en el terreno amoroso sino en la concepción general de la vida, y una obsesión por el tema de la culpa, cuyo peso actúa como elemento fatal en las decisiones humanas al que no es posible huir.

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