LAS PRUEBAS DE APOLO. 2: LA PROFECÍA OSCURA

En La Profecía Oscura se narra el segundo episodio de la trilogía de novelas fantásticas titulada Las Pruebas de Apolo que, a su vez, es una secuela de otra serie anterior, Los Dioses del Olimpo, escrita por el mismo autor. El protagonista y narrador en primera persona es Apolo, uno de los dioses mayores de la mitología griega precristiana. Zeus, el padre de todas las deidades que habitaban en la cumbre del monte Olimpo, el de mayor altura de Grecia, disgustado con su hijo, le ha despojado de sus poderes divinos y le ha arrojado a la Tierra donde aparece en un barrio de Nueva York, bajo la apariencia de un chico de 16 años de origen griego llamado Lester Papadopoulos. Para recuperar el favor de su padre, Apolo, dios de las profecías, tiene que localizar el lugar donde se encuentran los oráculos de la Antigua Grecia que han quedado inoperantes desde muchos siglos atrás. Dado que en la primera novela de la serie el chico ha logrado encontrar uno, ahora debe continuar la búsqueda acompañado por Meg McCaffey, hija de la diosa Démeter y de un mortal. En esta segunda, ambos, acompañados de un tercer personaje llamado Leo Valdez, viajan a Indianápolis, capital del Estado de Indiana, a bordo de un dragón metálico, para continuar la búsqueda de dichos oráculos. La acción se desarrolla a ritmo muy rápido, entre continuos peligros ya que Lester debe enfrentarse a un enemigo tan poderoso como es el emperador Cómodo que gobernó Roma desde 177 a 192 d.C, convertido en un inmortal deseoso de saldar antiguas cuentas con el dios Apolo. El autor mezcla con total libertad imaginativa historia y leyenda, pasado y presente, Europa y América, para narrar unas aventuras trepidantes vividas por un superhéroe que habiendo tenido toda clase de poderes ya no posee ninguno. Para sobrevivir a los intentos de eliminarlo de su imperial enemigo no cuenta, salvo en algún momento muy especial, con otros recursos que los puramente humanos, suyos y de los leales amigos que le acompañan. Tan dinámica como rica en acontecimientos imprevisibles, la trama encierra una notable dosis de intriga y sorprende por la variedad de recursos del autor para concebir escenarios impactantes y desarrollar situaciones insólitas. La evidente influencia los juegos informáticos en la técnica narrativa y la sencillez del estilo, más coloquial que literario, son elementos decisivos para atraer la atención del público al que la obra se dirige. Las referencias a los dioses olímpicos añaden cierto interés divulgativo de carácter cultural a lo que sin ellas sería únicamente narrativa de evasión.

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