LEJOS DE LUISIANA

Luz Gabás en sus novelas anteriores ha demostrado que es una buena constructora de historias, y ahora con con Lejos de Luisiana, y el premio Planeta, se afianza en un género, en el que se aúnan datos históricos, una trama familiar y una aventura romántica, y que es tan abundante y del gusto del gran público.
La novela se centra en un momento muy interesante de finales del siglo XVIII para la historia europea y de América del Norte y donde entran en juego las tres grandes potencias del momento: Francia, Inglaterra y España y los nacientes Estados Unidos.
Todo corre a lo largo del río Misisipi, desde Nueva Orleans a San Luis y todas las tierras ocupadas por una buena cantidad de tribus indias, unas más belicosas que otras y amigas de los colonos según los momentos. Los esclavos negros y los cimarrones que se han refugiado en las zonas pantanosas huidos de sus amos blancos completan los personajes para narrar de forma novelada los hechos históricos de unos años complejos.
Todo gira en torno a la familia Giscard, franceses emigrados cuando todavía toda la extensa región pertenece a Francia, son comerciantes que negocian con los indios, con los otros emigrantes y con Europa. Dentro de la familia, Jerome, el padre es un hombre enérgico, prudente, que busca prosperar y mantener su abundante familia y que mantiene unas excelentes relaciones primero con los franceses y luego con los españoles. La madre Blanche, es una mujer discreta pero que sabe aconsejar a su marido desde la sombra y mantener a la familia unida.
El personaje que centra toda la novela es Suzette, que desde niña muestra una gran inteligencia práctica y un sentido político admirable. Justa, con buen corazón, pero inmadura a lo largo de toda la historia, arrastrada por sus sentimientos y un deseo loco de libertad. Es la heroína y la figura que representa un extraño feminismo raro en aquellos momentos y la defensora de todas las agresiones e incomprensiones por la raza o la condición social. Enamorada de un indio, tan noble aparentemente como ella, no acaba de ser consciente de la importancia de los compromisos contraídos y se deja llevar por los caprichos del corazón. Esto es lo peor de la novela, ya que se pretende que el lector acepte su conducta inmoral en aras de una libertad y de unos sentimientos que realmente no son nobles. Los personajes en su conjunto están bien tratados dando una imagen muy real de ellos y novelando, pero ciñéndose a la verdad histórica. El ritmo narrativo está bien distribuido en las partes que componen la novela y aunque sea muy extensa no aburre y se lee con ganas.
La novela está llena de valores cristianos, aunque queriendo hacerlos compatibles con la defensa de la conducta de la protagonista. Es también un alegato contra la disolución de la Compañía de Jesús y la defensa de la acción evangelizadora de la Iglesia y de la acción colonizadora de unas tierras inhóspitas.
Contiene unos apéndices históricos muy valiosos y que son testigos del enorme trabajo que ha costado realizar una historia sin salirse de la realidad histórica.

TROA