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La periodista Isabel San Sebastián desarrolla la trama de esta novela de intriga en torno a un cuadro del Greco que hasta 1944 perteneció a un acaudalado judío que ejercía como abogado en Budapest. Después de su detención para ser enviado a un campo de exterminio, el SS que lo detuvo se apoderó de todos los objetos valiosos que encontró en la vivienda y se perdió la pista de la pintura hasta que en 2015 sale a subasta en Nueva York. Por casualidad, su único nieto, que trabaja como taxista en esta ciudad, ve el cuadro fotografiado en un periódico y lo identifica como el que aparece retratado en una foto junto a sus abuelos en su casa de la capital húngara. Al saber el elevado precio que se espera obtener por él, acude a una experta en arte de nacionalidad española, considerada la primera autoridad mundial en el Greco, para pedirle que le ayude a recuperar lo que le fue robado a su abuelo, y le corresponde ahora a él por herencia.
La obra plantea el problema de la restitución de bienes robados a los judíos europeos por las autoridades alemanas del Tercer Reich, visto desde la perspectiva de los hijos y nietos de las víctimas y los verdugos. Tras ese arranque, el nudo argumental se desenvuelve a base de los viajes que emprenden el nieto del abogado húngaro y la experta en pintura para entrevistarse con personas que tuvieron algún contacto con la familia o con el SS que se apropió indebidamente del paisaje de Toledo pintado por el Greco. Con mucha paciencia pero apremiados por el escaso tiempo que falta para que se celebre la subasta, poco a poco logran desenredar la enmarañada madeja de obstáculos dejados por el ladrón para que no fuera posible descubrirle. La historia está elaborada a base de recursos narrativos sencillos y ya muy gastados pero mantiene en tensión al lector hasta el desenlace gracias a una bien medida combinación de referencias históricas al Holocausto nazi y a la ayuda que el cónsul español Ángel Sanz Briz prestó a los judíos perseguidos, con una intriga actual que incluye a los judíos jasídicos de Brooklyn. Amor, odio, traición, violencia, desamparo, rencor y otros sentimientos negativos prestan a la historia de un tono sombrío que se aclara poco a poco por el avance de las averiguaciones destinadas a probar que el cuadro es un objeto robado. La estrecha convivencia de los protagonistas durante este proceso da lugar a que su relación pase, de meramente profesional, al plano de la atracción amorosa, no sólo afectiva sino también sexual, como algo lógico y consecuente.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa