LOS CAPRICHOS DE LA SUERTE

Los caprichos de la suerte es una novela inédita e incompleta cuyo manuscrito se guarda en Itzea la casa familiar de los Baroja en Vera de Bidasoa. Planteada como la última de una trilogía dedicada por Pio Baroja (1872-1956) a la Guerra Civil española de 1936-39, titulada “Las Saturnales”, su acción transcurre en París y tiene como protagonista a un escritor español, de ideas liberales, que, desde Madrid, se traslada, casi todo el camino a pie, a Valencia, para huir de España. Tras conseguir plaza en un barco sobrecargado de fugitivos, arriba a Marsella y de allí a la capital francesa donde permanece en espera de trasladarse a América del Sur en un futuro cercano. Mientras tanto, establece contacto con otros expatriados, hombres y mujeres españoles y extranjeros con los que mantiene una serie de conversaciones que integran el eje de la acción.
La obra, escrita a finales de la década de 1940 y comienzos de la siguiente, quedó al morir Baroja, falta de una revisión final. Esta tarea, en parte, ha sido acometida por Ernesto Viamonte Lucientes, a base de suprimir, añadir, suplir fragmentos y palabras e incluso corregir errores ortográficos y gramaticales que aparecen en un conjunto de folios mecanografiados con numerosos añadidos a mano del autor. Este material no constituye estrictamente un original completo sino partes fragmentarias de un todo inacabado que, sin embargo logra cierta entidad y llega a un desenlace claramente definido. El estilo, directo y realista, está poco elaborado y la trama resulta dispersa, pero el tratamiento temático es de indudable impronta barojiana. Un inconfundible pesimismo impregna toda la novela tanto en lo que se refiere a la revolución y la guerra como en lo que atañe al modo de ser de los españoles, e incluso al paisaje. Todo es duro, salvaje, bárbaro, miserable y retrógrado. En cambio, la ambientación en el París de la época, muestra mucha mayor viveza y los personajes, incluso los hispanos, en su conducta dejan espacio para la bohemia, la frivolidad y la aventura. En este aspecto son llamativas las figuras femeninas, mujeres casi todas separadas de sus maridos y dispuestas a establecer otra relación siempre que no implique un compromiso duradero.

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