- Editorial: BLUME
- Año de edición: 2013
- Materia: Curiosidades. Misceláneas
- ISBN: 978-84-9801-710-6
- Páginas: 272
- Encuadernación: Cartoné
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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Uno de los textos más importantes sobre la lucha y la estrategia surgido de la cultura guerrera japonesa. Escrito originalmente no solo para los hombres de armas, pretende simbolizar procesos de lucha y de maestría en todos los ámbitos e intereses de la vida. Duelista invicto, samurái sin señor y maestro sin maestros, conocido en Japón como un kensei (sacerdote de la espada), Musashi llegó a dominar la política y la sociedad japonesas, con intuiciones relevantes no solamente para los miembros de la casta militar gobernante, sino también para dirigentes de otras profesiones. Nacido en la lucha, educado en el combate mortal, testigo en definitiva de una transición hacia una política de tiempos de paz en una escala sin precedentes en la historia de su nación, Musashi abandonó una vida ordinaria para ejemplificar y transmitir los elementos esenciales de las antiguas tradiciones marciales y estratégicas. La obra de Miyamoto Musashi está dedicada a la guerra como una empresa puramente pragmática. Musashi censura la teatralidad vacía y la comercialización de las artes marciales, y centra su atención en la psicología y los movimientos físicos del asalto y de la victoria como esencia de la guerra. Su enfoque científicamente agresivo y absolutamente rudo de la ciencia militar representa una caracterización altamente concentrada de un tipo particular de guerreros samuráis. Aunque alrededor de sus espectaculares hazañas se formó una gran leyenda, poco se conoce con certeza de su vida. Lo que él cuenta de sí mismo constituye la principal fuente de información histórica. Se sabe que pasó las tres últimas décadas de su vida perfeccionando y enseñando su ciencia militar. Se dice que nunca se peinó, tomó un baño, se casó, construyó una casa ni crio ningún hijo. Aunque se instruyó en las artes marciales, como recomienda hacer a todo el mundo, el mismo Musashi siguió básicamente un camino ascético de guerrero hasta el final.
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