LOS EDUARDIANOS

Los Eduardianos, escrito en 1913, es la novela más conocida de la escritora inglesa Vita Sackville-West (1892-1962), junto con Toda pasión apagada (hay reseña en Troa). La historia, ambientada en la primera década del siglo XX en la llamada era eduardiana, arranca en 1905 y narra la trayectoria de dos hermanos, Samuel y Viola, especialmente centrada en el primero. Ambos viven su despertar sentimental e intelectual en la lujosa mansión de Chevron, presidida por un ambiente selecto donde se reúne la alta sociedad inglesa, unas gentes que valoran sobre todo los modales refinados, se distraen con entretenimientos y conversaciones banales y, especialmente, están pendientes de ofrecer una buena imagen aunque en ocasiones entre ellos se deslicen amores furtivos mantenidos en secreto.
Entre los señores de la casa con título nobiliario y los sirvientes hay barreras infranqueables y las distinciones sociales son enormes. Sebastián, con 19 años y ya estudiante en Oxford, es un joven veleidoso, atractivo y algo contradictorio que empieza a rebelarse ante un clima que él considera ficticio y, aunque amante de la comodidad, se inclina a seguir caminos más independientes hacia donde apuntan también los pensamientos de su hermana a pesar de la férrea presión de su aristócrata madre y sus elegantes amistades. A Chevron llega Leonard Anquetti, personaje nada convencional, explorador y aventurero, que influirá en las decisiones de Sebastián quien se obstina sin éxito en escarceos amorosos. La novela concluye con la coronación del rey Jorge en una fastuosa ceremonia en la Abadía de Westminster.
La autora exhibe una prosa exquisita con la que dibuja un acertado pero provocativo retrato de la aristocracia inglesa de la época con rasgos que en algún momento pueden recordar a la serie Downton Abbey ya que reflejan su esplendor material en descripciones memorables de salones donde brillan cortinajes, alfombras y ricos bibelots, detalles que contrastan con la superficialidad y la hipocresía de sus protagonistas.
La figura de Samuel es el epicentro de este fresco temporal de transición hacia un modus vivendi más auténtico. Vita Sackville-West emplea una fina ironía para recrear las atmósferas de la señorial mansión con estampas de una belleza rancia que parece destinada a desaparecer, incluidos sus moradores, y también se adentra en la introspección con interesantes apuntes psicológicos mostrados en los monólogos y diálogos de sus protagonistas. La novela, muy cuidada estilísticamente, resulta una lectura fascinante tanto por sus aspectos formales como por el contenido.

Reyes Cáceres