LOS NIÑOS DEL AMAZONAS

Daniel Coronell (Bogotá, 1964) es periodista de investigación y columnista de opinión. Ha dirigido medios de comunicación en Estados Unidos y en Colombia. Sus investigaciones en temas de corrupción y derechos humanos han ocasionado la salida de sus cargos de varios altos funcionarios y el procesamiento judicial, la condena y el encarcelamiento de otros. Ganador de distintos premios de periodismo, es el columnista más leído por los líderes de opinión de Colombia.
Los niños del Amazonas relata el rescate de los tres niños y un bebé que sobrevivieron 40 días en la selva tras un accidente de avión, solos, perdidos, alimentándose de frutos y semillas. Pero el libro dedica solo cinco páginas a lo que hicieron los niños durante esos días para lograr sobrevivir. Entonces ¿qué cuenta el libro? Describe la difícil situación familiar previa (pobreza, maltratos), el accidente de la avioneta en que viajaban y sobre todo la organización del rescate por el ejército colombiano con la ayuda de las comunidades indígenas de la zona. Narra los problemas y desconfianza entre indígenas y militares; los avances y retrocesos en la búsqueda; los medios empleados por ambas partes (materiales el ejército, espirituales los indígenas) y su distinta eficacia; la lucha contra el tiempo, esperando el milagro; y la influencia de las creencias y prácticas religiosas indígenas para dar con el lugar donde estaban los niños: “Lo intenté mucho y no conseguí una explicación. Después de 40 días de búsqueda por parte de los militares mejor entrenados del mundo en supervivencia y rastreo de jungla, los cuatro niños vinieron a aparecer a escasos diez metros del lugar donde el chamán indígena dijo que estarían. Todo ocurrió bajo la influencia del yagé, una bebida sagrada que, de acuerdo con las culturas amazónicas, cura los males y brinda un sueño visionario que por unos minutos permite internarse en el fondo de la mente o viajar con libertad en el espacio y el tiempo”. A lo largo del libro aparecen más detalles de la forma de vida y creencias supersticiosas de los indígenas y su vinculación con la naturaleza en que viven.
El oficio del autor hace que la lectura sea amena, dosificando la tensión y dando protagonismo a distintos personajes, en su mayoría militares. Treinta y ocho páginas con fotos completan el texto. Pero se echa en falta más información de cómo se apañaron los niños perdidos.

TROA