LOS ROMANOV

Extenso trabajo de investigación histórica dedicado a los miembros de la dinastía Romanov que ocupó el trono de Rusia durante más de trescientos años, desde la proclamación del zar Miguel I en 1613 hasta el asesinato por los comunistas soviéticos de Nicolás II y el resto de su familia en 1918. En esos tres siglos el Imperio Ruso extendió sus fronteras en Europa y Asia, conoció momentos de esplendor y llegó a convertirse en gran potencia que rivalizaba con sus vecinos de Occidente al tiempo que sometía extensas zonas del Oriente Medio.
El historiador británico de origen judío Simon Sebag Montefiore (Londres,1965) ha publicado ensayos y biografías sobre la Unión Soviética y sus dirigentes, así como varios estudios sobre pueblos y culturas de la Europa Oriental. En esta obra Montefiore sostiene que la permanencia de los Romanov en el poder se debe a su capacidad para encarnar el espíritu de la eterna Rusia y conquistar el amor de los campesinos que se sentían protegidos contra los abusos de los terratenientes. La Corte de los Zares dominaba en su totalidad hasta los más lejanos rincones de su vasto imperio. Los recursos económicos, la política, la diplomacia, la guerra, la cultura, las Bellas Artes, las obras públicas y las comunicaciones, nada escapaba al control de la corona que funcionó hasta el final como una férrea autocracia. Junto a monarcas famosos, como Pedro I, Catalina la Grande, Alejandro I y Nicolás II aparecen otros menos conocidos, como Pedro II y el excéntrico Pablo I que, si no brillaron al mismo nivel de los anteriores, mostraron ciertas cualidades dignas de mención. El autor expone con objetividad las virtudes y también los vicios de los zares y zarinas que, en ocasiones alcanzaron elevadas cotas de crueldad, depravación y violencia con amigos, enemigos y familiares. Pasiones, odios y venganzas, adulterios y relaciones homosexuales se suceden a lo largo de los siglos, todo ello sin demérito de las expresiones místicas y profunda fe religiosa de los mismos que cometían brutales atropellos con la mayor naturalidad. La obra, escrita con estilo ameno, se presenta como una pieza teatral en tres actos que protagonizan hombres y mujeres dentro de un mismo escenario, aunque luego el autor relata la acción en una prosa cuidada y respetuosa con la veracidad histórica. La sucesión de crímenes, amores extramatrimoniales, amantes despechados, torturas y venganzas, narradas de forma detallada, pueden afectar la sensibilidad del lector, aunque se limitan a reproducir episodios recogidos en los textos de cronistas e historiadores solventes.

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