LOS ZELMENIANOS

En la década de 1860, el judío reb Zélmele construyó en las afueras de Minsk (Bielorrusia) un edificio de dos plantas rodeado de pequeñas viviendas, en forma de patio interior, para albergar a sus numerosos hijos y nietos. A lo largo de los años todos ellos, morenos, huesudos, de nariz carnosa, convivieron estrechamente y juntos asistieron al triunfo de la Revolución Soviética en 1917, contra la cual en principio nada tuvieron que objetar. En esta novela, el escritor judío bielorruso Moyshe Kulbak (n.1896), fusilado durante la purga estalinista de 1937, narra los pormenores cotidianos de la vida de todos los zelmenianos, llamados así en honor de su antepasado, el carácter de cada uno y su situación dentro del clan familiar. La obra consta de dos partes, la primera publicada en Moscú en 1931 y la segunda en Minsk en 1935.
El extenso entramado de parentescos formado por el conjunto de los zelmenianos da lugar a una historia coral de sonido un tanto desafinado. A medida que la primera generación envejece y al ritmo de los cambios que experimenta el Imperio ruso, el patio de reb Zalmen se muestra cada vez más agitado y desunido, lo contrario de lo que soñaba su fundador. Algunos de sus descendientes se marchan lejos, otros se entregan con entusiasmo a la construcción del socialismo soviético y el resto intenta sobrevivir al margen de la política y acomodarse resignadamente a las novedades y perturbaciones que acompañan la llegada del siglo XX. El autor perfila con notable habilidad narrativa un retrato de grupo donde cada figura está claramente definida en sus rasgos humanos y en su actitud vital. Coincidencias y desacuerdos aparecen transformados con agudeza y un marcado tono de humor en materia novelística de primera calidad en cuyo trasfondo se aprecian matices críticos. Kulback pone de manifiesto tanto la inicial acogida favorable de los judíos rusos a la caída de los zares, como el paulatino desencanto que produjo la puesta en práctica de las atractivas teorías sociales enarboladas por los que derribaron la monarquía. Situaciones absurdas de irresistible efecto cómico, conflictos intergeneracionales resueltos de forma disparatada y tierna a la vez, actitudes vitales donde conviven tradición y aceptación fatalista de nuevas realidades y problemas amorosos tragicómicos con un fondo patético, forman un testimonio de época muy interesante cuyo verismo subyacente acabó constándole la vida a quien lo escribió. La fuerza expresiva del estilo y la originalidad de su técnica narrativa mantienen vivo el interés de su lectura al paso del tiempo.

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