- Editorial: ACANTILADO
- Año de edición: 2024
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-19036-84-1
- Páginas: 112
- Encuadernación: Bolsillo
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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Los dos relatos están inspirados en conmovedoras experiencias personales relacionadas con la música. Es interesante observar los paralelismos: temas, argumento, contexto social e ideológico, la narración en primera persona, incluso en la recreación de los personajes; no se debe a que las escribiera seguidas, en 1857 y 1858 respectivamente, sino porque encuentra una fórmula literaria que le permite reflejar los contrastes.
En Lucerna, ciudad elegante, ahora vulgar, arrodillada ante el turismo, el príncipe Nejliúdov se aloja en el hotel Schweizerhof, donde la convivencia con los turistas ingleses se le hace insufrible: todos correctísimos, pura apariencia y formalidad, pero clamorosa ausencia de relaciones personales. El tedio y la pesadumbre le empujan fuera del hotel y la melodía de un músico callejero le devuelve la paz y le reconcilia con el mundo. En Albert, un joven rico, Delésov, de fiesta con amigos en un burdel, harto de fingir alegría, decide irse, pero se encuentra con Albert, violinista tan genial como alcohólico, con una vida miserable. Conmovido por su música, intenta redimirle, pero fracasa.
Ambos relatos repiten personajes principales: un noble caballero se compadece de un músico. En Lucerna es un pobre músico callejero y en Albert un músico genial, pero alcoholizado. Los caballeros aparecen como insatisfechos con sus vidas y los músicos, pobres y despreciados, no parecen necesitar nada, ni siquiera la ayuda que les ofrecen. Pero los músicos, poderosos para transformar las almas con su violín, son incapaces de dignidad porque la miseria los ha embrutecido.
Si la pobreza no está idealizada, la riqueza tampoco. Tolstói presenta una sociedad marcada por las diferencias de clase, egoísta, ostentosa y cínica; dominada por el tedio de una vida irrelevante, que busca en la música y la poesía distracción, pero pocos respetan a los artistas y menos aún alcanzan a descubrir la belleza que podría redimir la sociedad.
El valor de los relatos se debe a la sencillez de la anécdota y a la descripción atenta a los ambientes y personajes, complejos y bien dibujados; además, la sensación de verdad de la narración en primera persona y la sensibilidad para trasladar el mundo interior saben captar el interés del lector.
TROA
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