MAGNUS CHASE Y LOS DIOSES DE ASGARD. 1: LA ESPADA DEL TIEMPO

Rick Riordan inicia una nueva saga sobre la mitología nórdica cuya primera entrega de la trilogía se titula Magnus Chase y los DIOSES DE ASGARD. La espada del tiempo. Magnus es un adolescente problemático e ingenioso que desde que murió su madre ha vagado por las calles de Boston protegiéndose y sobreviviendo, a veces con pequeños hurtos, y escondiéndose de la policía. Un día se encuentra con un desconocido que afirma ser su tío, alguien del que su madre siempre le había advertido que era peligroso, quien revela a Magnus que es hijo de un dios nórdico y le transmite un mensaje. Al parecer, los nueve mundos de los dioses vikingos de Asgard preparan una grandiosa guerra en la que participarán trolls, gigantes y terribles monstruos, en una batalla que precederá al juicio final. Magnus debe evitarlo y para eso ha de buscar un arma sumamente poderosa pero perdida hace miles de años. Cuando el joven es atacado por unos seres de fuego y es obligado a elegir entre la muerte de cientos de inocentes y la suya propia, se decanta por esto último y comienza una nueva vida. Aunque muerto, luchará con todas sus fuerzas contra las malvadas fuerzas del Ragnarok.
La novela sigue el clásico estilo de Rick Riordan de introducir una profusión de elementos fantásticos, batallas incesantes y seres mitológicos, en este caso nórdicos. Todo al servicio de una trama en la que el recurso fundamental es la acción protagonizada por valkirias, gigantes y terribles monstruos de todo tipo. Un ritmo trepidante junto con incesantes y sangrientas luchas presiden una trama que no da tregua al lector y que se intenta dulcificar con guiños humorísticos y una buena dosis de imaginación. Magnus, el protagonista, es el único personaje algo mas dibujado y presentado en este caso como un héroe, ya que el resto de dioses vikingos apenas están esbozados pues lo que importa ante todo es el hilo argumental. La novela puede entretener al público al que va dirigido, aunque por su fuerte carga de violencia, a veces brutal aunque siempre en el terreno de la fantasía, no resulta muy adecuada para los más jóvenes.

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