MAÑANA SERÁ OTRO DÍA

Una quinceañera hija de marroquíes, que vive en un arrabal de París, narra su vida cotidiana, rodeada de gentes procedentes de la emigración, como sus padres. La obra narra la situación de quienes, igual que ella, están divididos entre la cultura africana de su entorno y la cultura europea que respiran en clase y a la que pertenecen también los agentes sociales que facilitan su integración en el país donde han nacido.
La autora, parisina e hija de argelinos, ha escrito a los dieciocho años una novela testimonial, la primera que ha publicado, donde trata con soltura e ironía una problemática que conoce por experiencia directa. La protagonista acepta con resignación una existencia de horizontes muy limitados, donde todos los días son iguales entre sí, como lo han sido en el pasado y seguramente lo serán en el futuro. Sin embargo, a medida que madura se vuelve más activa y se obliga a sí misma y a su madre, abandonada por el marido al no tener hijos varones, a pensar de manera más esperanzadora con la frase que da título a la obra. Aunque se trata de un texto primerizo y poco elaborado estéticamente, su lectura tiene carácter de cuadro psicosocial muy expresivo y vivaz, por la mezcla de culturas que encierra. Paralelamente, muestra la desorientación espiritual de quien se mantiene igualmente distanciado de la fe islámica y de la cristiana, aunque por presión social ajuste su conducta a las normas morales de sus mayores, al menos en términos generales.

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