MEDITAR CON EL ARTE

La autora, que desde hace más de tres décadas pertenece a la Comunidad de Hermanas Clarisas del monasterio que su Orden tiene en Valladolid, pone de manifiesto en esta obra cómo la contemplación de la belleza de las obras humanas puede facilitar en la oración el diálogo con el Creador.
Una extensa serie de cuadros y alguna pieza escultórica, obras maestras de artistas consagrados antiguos y modernos, inducen a sor Isabel de la Trinidad a consideraciones y reflexiones de índole sobrenatural, incluso cuando no tienen en sí mismos sentido religioso. Aunque sea miembro de una orden de clausura, su alejamiento del mundo es más físico que mental, como lo prueba el que es capaz de encontrar a Dios en escenas que no sólo representan a Cristo, a la Virgen o a los santos, sino también en otras que aluden al dolor humano, a los afanes e inquietudes del alma, a las relaciones con el prójimo, etc. El texto que glosa cada reproducción fotográfica constituye una breve y sencilla meditación, basada en lo que ésta sugiere trasladado a un sentido cristiano de la vida. Por último aparece una oración de ofrecimiento, adoración y petición de ayuda para poner en práctica las inspiraciones surgidas de la lectura anterior. El conjunto pone de manifiesto el valor espiritual del arte, tal como siempre ha destacado el cristianismo.

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