MEMORIAS DE UN ASESINO

Desde la celda en la que aguarda su ejecución, el protagonista de la novela, Israel Rank, reconstruye en Memorias de un asesino el proceso que le llevó a cometer una cadena de crímenes que le ha costado la condena a la pena de muerte, cegado por la ambición y el ansia de riquezas.
Hijo de una aristócrata inglesa y de un comerciante judío, Israel ocupaba, gracias a su madre, el 9º lugar en el orden de sucesión para acceder al codiciado título de lord Gascoyne, uno de los más prestigiosos y ricos de la nobleza británica. La muerte prematura de su padre privó al niño de los recursos económicos para alternar con sus compañeros de colegio, que le despreciaban tanto debido a su origen judío como a su bajo nivel de vida. Atractivo, inteligente y hábil, tras investigar la genealogía de la familia se propuso eliminar uno a uno a los Gascoyne que le precedían en los derechos hereditarios hasta alcanzar el primer puesto en la sucesión. En sus memorias describe con detalle los manejos que le permitieron llevar a término sus criminales propósitos sin despertar en ningún momento sospechas de los familiares de las víctimas. Por suerte para Israel, todas las muertes se atribuían a causas naturales o accidentes desgraciados. Sin embargo, un error garrafal, cometido al envenenar al último de sus rivales, le llevó ante la justicia aunque no se logró probar su autoría en el resto de asesinatos precedentes. El novelista británico Roy Horniman (1854-1930) considerado como maestro iniciador del género de novela de intriga logra situar a su personaje, con estilo ágil y prosa cuidada, en el refinado ambiente de la aristocracia londinense, más atenta a guardar las apariencias sociales externas que a la rectitud de las conductas, marcadas por la falta de escrúpulos. La obra, publicada en 1907, respeta, en la forma expresiva, las normas de la moral victoriana, aunque en el fondo se limita a describir con frialdad la actuación del personaje central sin aportar juicios de valor sobre sus actos. Falto de humanidad, Israel Rank daba muestras de un cinismo notable, que le permitía alternar la seducción de mujeres casadas con el crimen de personas inocentes, desde jóvenes y adultos a un bebé de apenas unos meses.

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