MENDELSSOHN EN EL TEJADO

Mendelssohn en el tejado trata el tema de la incorporación de lo que entonces era Checoslovaquia, al III Reich alemán. La acción, ambientada en Praga, capital de la zona que Hitler había denominado Protectorado de Bohemia-Moravia, comienza en el momento en que las autoridades nacionalsocialistas de ocupación ordenaron retirar de la cornisa de un edificio público la escultura del compositor Félix Mendelssohn, por ser judío. Los responsables del inmueble se apresuran a cumplir la orden, pero las diversas estatuas que coronaban la fachada no estaban identificadas con el nombre, por lo que no fue posible reconocer en ninguna de ellas las facciones del encausado.
Con esta significativa anécdota, se inicia la crónica de unos hechos reales que Jirí Weil, (1900-1959) nacido cerca de Praga en una familia judía, vivió en persona. La persecución antisemita centra la trama que protagonizan, por un lado, los judíos perseguidos y por otro, miembros alemanes de la Gestapo u oficiales alemanes de las fuerzas armadas. La acción que transcurre en distintos planos paralelos de temática común, se convierte en un amplio fresco pictórico donde se refleja una visión panorámica de la capital checa, de sus costumbres y paisajes urbanos y un testimonio humano realista cuya dureza se atenúa gracias al humor que ilumina algunas escenas. El atentado mortal contra Reinhard Heydrich, a finales de 1941, es el único suceso que implican a un personaje relevante. El resto son historias donde participan personas corrientes, contadas en tono menor, aunque muy bien tratadas desde el punto de vista literario. Apenas se advierten momentos de alta tensión dramática, salvo en las páginas finales, pero de forma continuada y como con sordina, a través de unas formas expresivas claras y de excelente nivel estilístico se hace evidente el sufrimiento de una población sometida a un dominio arbitrario y tiránico. Jirí Weil que tardó quince años en terminar esta su última novela, publicada póstumamente en 1960, resalta en ella no tanto la pérdida de libertad sufrida por los de su raza, aunque no deja de aludir al campo de exterminio de Terezin, como la capacidad de sobrevivir de los checos, judíos o no. Gracias a su resistencia interior al dolor, ante el miedo o la persecución encuentran siempre una vía de escape que proviene de sus ganas de vivir y de su confianza en el porvenir.

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