MI LOCA FAMILIA ¡CRECE!

La numerosa familia de Mattie se dispone, en este tercer episodio de las novelas infantiles donde ella es la protagonista y narradora, a volver a la vida normal después de regresar de sus vacaciones en Cornualles. El inicio del curso escolar trae consigo la novedad de que el pequeño Stanley se incorpore al colegio y deje en casa a su antes inseparable hermana Anika. Por otra parte su madre ya no puede ocuparse tanto del orden doméstico por lo adelantado de su embarazo y V empieza a dar señales de dificultades con la lectura. Todo este entramado de dificultades cotidianas se plantea en el desarrollo argumental desde la óptica de Mattie, una niña de nueve años, muy responsable y con tendencia preocuparse en exceso por cuestiones que deben resolver los adultos. Estos, en cambio, actúan de forma tranquila y eficiente, sin perder nunca de vista el buen humor. La presencia de la abuela materna suple la disminución de facultades de la madre y a la vez, ayuda a mejorar las relaciones entre ambas, antes algo tensas y los problemas de V en clase se solucionan con unas bonitas gafas. La obra refleja un ambiente familiar cálido, cuyas dificultades se salvan sin violencia ni amargura, con realismo y en la medida que es posible hacerlo, recurriendo a la imaginación para cubrir la falta de medios económicos. La llegada de un nuevo hermano, el sexto, el día de Navidad, pone un feliz final a la obra, escrita en tono amable con palabras sencillas. De su contenido se desprende una visión alegre de las relaciones entre padres e hijos y de estos entre sí, por encima de desavenencias pasajeras.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa