MI QUERIDO ASESINO EN SERIE

Alicia Giménez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951) galardonada con los premios de novela Destino (2011) y Planeta (2015) continúa en Mi querido asesino la serie protagonizada por la inspectora de la Policía Nacional de Barcelona, Petra Delicado, a la que acompaña en este episodio su fiel y rudo subalterno, Fermín Garzón.
Los agentes reciben de su jefe, el comisario Coronas, el encargo de colaborar con la policía autonómica en un caso que muestra especial gravedad. Una mujer de mediana edad ha aparecido brutalmente asesinada en su domicilio, sin que el asesino haya dejado el menor rastro de su crimen. Tan solo una nota manuscrita, sin huellas dactilares, en la que atribuye las causas de la muerte al desprecio amoroso del que ha sido objeto por parte de la víctima.
Realizadas las primeras investigaciones, el desánimo se apodera de los policías al no encontrar ninguna prueba que pudiera facilitar la identificación del culpable. La aparición de dos nuevas víctimas, con los mismos caracteres macabros de las anteriores, incluyendo la nota manuscrita por un supuesto desengañado amoroso, confirma la presencia de un criminal en serie que actúa de acuerdo con un plan concebido por una inteligencia enferma. Gracias a la tenacidad y experiencia de la inspectora Petra Delicado y de sus auxiliares, logran detener a un sospechoso que a través de una agencia de relaciones matrimoniales había mantenido contactos sucesivos con las tres mujeres asesinadas. Sometido a duros interrogatorios, el detenido se declara inocente y mientras permanecía en prisión preventiva, fue encontrado el cadáver de una nueva víctima femenina. Además de la intriga, que se desarrolla dentro del esquema clásico del género policiaco, la acción refleja el carácter apasionado y violento de la inspectora Delicado cuyo carácter, al contrario que su apellido, se muestra más bien rudo y tabernario. Al menos esa es la impresión que se desprende de las agitadas y agrias discusiones, recogidas en diálogos donde abundan palaras malsonantes y expresiones groseras que, supuestamente, forman parte del léxico de la Policía Nacional. Algunas referencias dedicadas a comentar pasajes de la Sagrada Escritura y la conducta de un sacerdote, muestran una actitud irónica y burlesca de la autora hacia la religión católica.

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