MONASTERIO

Relato de fondo autobiográfico que el autor, nacido en Guatemala en 1971, dedica al recuerdo de sus abuelos, tres de ellos de familias judías árabes de Siria y Líbano, y otro polaco, emigrados América en distintas épocas. Un viaje a Jerusalén, con motivo de la boda de su hermana, despierta en él sentimientos, que creía casi borrados de la memoria, sobre sus orígenes.
La obra trata sobre la permanente dualidad de quien se siente sólo parcialmente vinculado al pueblo de sus antepasados y en absoluto a la fe religiosa que le caracteriza. La secular lucha de los judíos por sobrevivir en países hostiles y las persecuciones sufridas en Europa durante el siglo XX aglutinan, más que cualquier otro elemento, sus reflexiones al respecto. El contraste de este sombrío pasado con el presente queda reflejado en su encuentro con una azafata de la línea aérea alemana en que ha viajado a Israel y que es judía, sin que ese hecho suponga un obstáculo para su trabajo. La antigua intolerancia y la necesidad de ocultaciones y mentiras que fue necesaria en pasadas épocas, da lugar a un suceso al que alude el título de la obra. Se trata de la historia real de un niño judío de cinco años a quien sus padres, para salvarle la vida, disfrazaron de niña y como tal, vivió durante la IIª Guerra Mundial, interno en un convento de monjas católicas. Escritos como a retazos, entre el impulso emotivo y la rememoración poética, sin unidad argumental definida, trasunto de las disparidades internas que suscita en el autor su genealogía, estos apuntes personales destacan más por su factura formal que por su contenido. La textura del estilo se impone a la ambigüedad intelectual subyacente, hecha de apelaciones emotivas al sufrimiento de los judíos de antaño y a la exaltación vitalista de un presente vivido sin compromisos, atento a satisfacer cualquier apetencia material, como fumar droga o mantener esporádicos escaeceos eróticos.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa