- Editorial: SIRUELA
- Año de edición: 2017
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-17041-40-3
- Páginas: 260
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Nuevos Tiempos
- Idioma: Español
21,95 €
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La escritora Amy Stewart (Arlington, Texas, 1969) continúa en Mujer policía busca problemas las aventuras de la aguerrida Constance Kopp que, en el anterior y primer episodio de la serie Una chica con pistola, demostró su capacidad de enfrentarse con éxito a las amenazas de una banda delincuente del condado de Bergen, Nueva Jersey.
En esta ocasión, Heath, recién nombrado sheriff del distrito, le ofrece el puesto de ayudante de su oficina, aunque se ve obligado a variar de opinión, debido a las presiones sociales de la época. En el año 1915, donde transcurre la acción, tanto los colegas de Heath como los residentes del condado, se muestran radicalmente opuestos a admitir que una mujer desempeñe tareas consideradas competencia exclusiva de los varones. Para evitarse problemas, el sheriff le encarga la vigilancia en la cárcel del módulo destinado a las reclusas, tarea que la señorita Kopp acepta solo a la espera de lograr su propósito de formar parte activa del aparato policial. Pese a sus reservas, el propio Heath se ve obligado a recabar sus servicios para interrogar a un preso alemán, idioma que ella domina, que ha fingido una grave afección con el fin de escapar del hospital en el momento adecuado. Mientras el supuesto enfermo recibe tratamiento médico, logra burlar el control de las enfermeras y huye sin dejar el menor rastro de su paradero. La señorita Kopp se convierte en blanco de las iras de sus compañeros que le atribuyen, debido a su condición de mujer, una radical incapacidad para velar por el cumplimiento de la ley con la debida eficacia varonil. Mientras sus aspiraciones a ser contratada por el sheriff disminuyen de forma notable, Constance Kopp, animada por sus dos hermanas, Norma y Fleurette, continúa por su cuenta la persecución del fugado al que, finalmente localiza y detiene. Supera así las dudas y reticencias del resto de los agentes que solicitaban su dimisión y le aconsejaban la vuelta a casa para ocuparse de las labores hogareñas. Amy Stewart describe con estilo ágil y mucho sentido del humor, el carácter irracional de los prejuicios masculinos que niegan a la mujer la inteligencia y capacidad necesarias para ejercer una profesión, sobre todo en un área tan conflictiva y peligrosa como es la persecución del crimen organizado. A lo largo de la novela, la señorita Kopp defiende con valor y energía sus derechos a colaborar en la defensa del orden público, sin interferir en las competencias asignadas a sus colegas ni crear tensiones que perjudiquen la marcha de la investigación en curso. El mensaje final apunta a que la mujer puede aportar, si no la fuerza física de sus colegas, al menos sus propias dotes de intuición, sagacidad y astucia, cualidades que permiten a la protagonista salir airosa en la resolución de varios casos en los que habían fracasado los más veteranos policías, incluido el escéptico y desconfiado sheriff Heath. La defectuosa traducción, incorrecta en la construcción gramatical y que además emplea términos extraños al idioma hablado en España, entorpece la lectura fluida en numerosos pasajes del relato.
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