MUJERES BRÚJULA EN UN BOSQUE DE RETOS

La autora escribe a modo de prólogo un capítulo que titula “Warning” y es un calentamiento con el que rompe el fuego de un libro singular. Un texto cristalino y transparente que comienza enseñando sus cartas: “Desde el año 2000 formo parte del consejo de mujeres que asesora al prelado del Opus Dei, en la sede central, en Roma. Y desde el 2010 dirijo ese consejo.” Y concatena una explicación para quienes no sepan de qué habla “Por si no lo conoces, el Opus Dei es una institución de la Iglesia católica cuya misión específica es hacer de altavoz de un mensaje genuinamente cristiano: las circunstancias más ordinarias del trabajo, la familia, los amigos, la diversión, el sufrimiento, las dificultades o la enfermedad (…) son un trampolín para llegar hasta Dios.” En el mismo tono explica cómo surgió este libro “En mayo de 2019, a raíz de una entrevista publicada en el diario español El Mundo, la editorial Planeta me ofreció la posibilidad de escribir un libro. Inicialmente me sorprendió la propuesta y dudaba que pudiera ser de interés, pero al reflexionar más despacio caí en la cuenta de que tal vez podía compartir ese bagaje histórico y profesional.”
Con estas premisas el lector se adentra en un texto ágil y ameno que trasluce una sólida trama, una argumentación que apunta a la mujer sin aludir a manidos feminismos. Centra bien su planteamiento el epígrafe “dos modos de transitar, hombre y mujer” que luego desarrolla sin oponerlos sino buscando sinergias.
Su relato es enormemente gráfico no solo por el apoyo de una fotógrafa que le hace centrar la mirada o abrir el objetivo. Son gráficas sus descripciones y nos acerca a las personas de las que habla. Su cámara se centra en un largo elenco de mujeres brújula, luchadoras que con cabeza y corazón han roto esquemas y se han lanzado a resolver dificultades con iniciativas inauditas y espíritu de pioneras. ¿Quiénes son esas mujeres? Escoge perfiles variados. Con acciones que van de algo tan sencillo como el voluntariado que promueve Monik, directora de una residencia de estudiantes en Estocolmo, que explica que al repartir bocadillos a los sin techo “tenemos que mirarlos a la cara y hacerlos sentir que son una persona”. Quien lea el libro sabrá que, tras un tiempo, uno de esos hombres ya con trabajo le recuerda que “le había mirado y preguntado su nombre”. El proyecto Amal surgió en Viena ante la avalancha de inmigrantes de medio oriente de 2015 para conseguir, con clases y ayuda personal, que se encuentren en Austria como en su propia casa. En Chile el centro escolar Trigales intenta dar cultura a los niños para reducir el círculo de pobreza. Pilar Deza, una economista peruana a la que le “apasiona ser catalizador para un mundo mejor” trabaja en centros educativos que son modelo de estudio en la Universidad de Harvard. Sintetiza bien el espíritu humanizador que late en estos proyectos cuando después de la guerra de 2011 en Costa de Marfil escribe: “el reto mayor no era levantar construcciones sino reconstruir relaciones, ayudar a mirar hacia delante”
Enhebra lo que ha visto, oído y calibrado en esos países. Viajes en los que ha “tocado el paño” y pateado aeropuertos y arrabales. Ha conocido sus lacras y las entidades promovidas para paliarlas por las personas de la Obra que trabajan en esos países.
A la autora le gusta señalar que nació el año en que el hombre pisó la luna por primera vez, 1968, y en un pueblo de Almería, Albox, haber estudiado bachillerato en Murcia y Derecho en la Universidad de Valencia hasta trasladarse para cursar estudios postgrado a Roma, ciudad en la que vive y trabaja.
Mujeres brújula en un bosque de retos puede encuadrarse como una suma de testimonios que animan a superar la adversidad. Pero quizá su nota distintiva es el valor que concede a la persona, a cada persona.

TROA