MUNDO ES

El narrador y poeta Andrés Trapiello (León, 1953) dedica el vigésimo primer tomo de su serie de diarios anuales titulada Salón de Pasos Perdidos a glosar acontecimientos ocurridos a lo largo del año 2007. Con el título de Mundo Es recoge una serie de reflexiones, anécdotas y consideraciones de carácter crítico, referidas tanto a familiares y amigos como al ámbito cultural, con especial atención a lo que atañe a literatura y música, y al análisis de circunstancias sociales y políticas significativas en aquellos momentos.
La obra, planteada como una visión personal y subjetivista del fluir de la vida de Trapiello a lo largo de doce meses, no concede apenas importancia a detalles concretos de espacio y tiempo. Del mismo modo la mención de personas reales del entorno del autor, sobre todo de escritores, se hace casi siempre por medio de iniciales que no resulta fácil identificar con nombres y apellidos conocidos. La temática abordada en estas páginas es muy variada dentro de las esferas de interés ya señaladas. Las molestias causadas por obras de modernización de su vivienda madrileña, las actividades de jardinería, limpieza de piscina o poda de árboles durante las vacaciones pasadas en su casa de campo de Extremadura y las vicisitudes de un viaje a Colombia con motivo de un congreso literario, se alternan con un comentario sobre la persona y la obra de Marcel Proust o glosas dedicadas a personajes ilustres fallecidos en ese año, como el actor Fernando Fernán Gómez o el cantante Luciano Pavarotti. Entre hechos irrelevantes pero de cálido sabor cotidiano y desahogos personales como los que hacen referencia a la muerte de un hermano, la rutina diaria del autor se convierte en literatura y la literatura en vida de modo íntimamente trabado y salpicado de pruebas de la reconocida afición de Trapiello por los aforismos. En algunos momentos su escritura aparece impregnada de aguda ironía, como cuando narra su presencia en la Feria del Libro de Madrid, consiguiendo una afluencia de público bastante escasa. En las ocasiones en que ejerce como crítico de obras o autores, sus juicios resultan interesantes y certeros como corresponde a un experto conocedor y amante de los libros. Cuando su pensamiento cobra matices ideológicos o existenciales, sus posturas revelan fundamentos menos sólidos como puede deducirse de la forma más sesgada e imprecisa de expresarlas. En uno y otro caso, la redacción permanece inalterada en su calidad formal poniendo de manifiesto que todo puede escribirse con el mismo nivel estético, sean alabanzas o denuncias, certeras o menos afortunadas, siempre que se emplee el tono adecuado.

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