NADIE PUEDE VOLAR

Procedente de una antigua familia aristocrática, la vida de Simonetta Agnello Hornby (Palermo, 1945) se ha desarrollado en Londres desde 1972, ciudad donde contrajo matrimonio, tuvo sus dos hijos, ha trabajado como abogado y, en 2002, inició su carrera literaria.
Con su último libro, Simonetta Agnello pretende llamar la atención sobre la esclerosis múltiple, una enfermedad que desde 2002 afecta a su hijo George. Escrito con amabilidad y sentido del humor, como suele ser habitual en esta autora, y con un lenguaje preciso y muy cuidado, expone la realidad a la que de manera inesperada tuvieron que enfrentarse tanto George como el resto de la familia.
Educada en un ambiente de estabilidad emocional y acogimiento al débil, siempre fortalecido en el seno de una unidad familiar inquebrantable, Simonetta intenta trasmitir a los suyos la opción más optimista y vital para salir adelante sin faltar, cuando resulta necesario, el apoyo incondicional de la familia.
Al tratarse de vivencias personales, la autora vuelve a traer a la luz episodios ya narrados en otros de sus libros, en los que aparecen numerosas referencias familiares y del pasado en Palermo.
La aceptación de la enfermedad del hijo la lleva a hacer un recorrido por la Historia y las expresiones artísticas de otros tiempos en la manera de tratar a los discapacitados en un mundo que siempre ha sentido cierta vergüenza, si no miedo, de lo imperfecto. Su propia experiencia personal como abogada de clientes con deficiencias de todo tipo le lleva también a desmitificar a los discapacitados evitando considerarlos, a priori, víctimas, manera en que la sociedad muchas veces los percibe. Por el contrario, su capacidad para desarrollar la propia personalidad apoyándose en sus posibilidades no les hace mejores ni peores que los demás. Es interesante la diferencia que hace entre estar enfermo (asunto que sería privado) y estar discapacitado (que pasa al ámbito público), llamando la atención sobre la responsabilidad de la sociedad para acoger y cuidar al menos favorecido.
Literariamente cabe destacar la calidad narrativa de la autora. Escrita en primera persona y alternando algunos capítulos con su hijo George relatando su propia experiencia como paciente con esclerosis múltiple, no falta la normalidad de las situaciones y el sentido del humor ante lo adverso. Intentando ser objetivos, ambos procuran no dramatizar una realidad dura no exenta de dificultades. Con palabras de la propia autora puede resumirse lo que, a partir del fatídico diagnóstico, han intentado ser: una familia normal con un elemento anormal, la esclerosis.

Encarnita Herraiz