NO EXISTE TAL LUGAR

La obra se plantea como la larga y profunda reflexión de un hombre de mediana edad sobre la frustración que preside su vida presente, mientras añora un pasado menos conformista y sueña con un lugar utópico al que pueda todavía huir para contar con un futuro más esperanzador.
Es ésta una novela existencial cuyo protagonista, inmerso en una crisis de madurez, ha llegado a la ruptura total con su familia, su trabajo y sus conocidos. En esta situación, vuelve su atención a la casona familiar, donde vivió poco tiempo pero aprendió mucho sobre sueños, utopías y libertad interior. El autor refleja de modo muy acertado la intimidad de este personaje soñador y anhelante. Su trayectoria, que expresa a modo de parábola la de muchos jóvenes rebeldes en la España del tardofranquismo, tiene fuerza novelística, aunque esté expresada con un estilo tendente al caos léxico y a cierta monotonía gramatical. Descontento, extrañamiento, decepción, vacío, desencanto y soledad son sentimientos que, aun envueltos en barroquismo verbal y bagaje metaliterario, transmiten al lector una intensa y sincera vibración.
El fracaso de unos confusos ideales políticos juveniles, ahogados en conformismo materialista de índole económica y sexual, induce al protagonista a aislarse de su generación, pero no de la tendencia a buscar imposibles que la caracterizó. Ansioso de huir, su fuga va hacia el misterio de lo ignorado, no hacia la aceptación realista del propio ser. De forma muy posmoderna, se niega a asumir absolutos que le exijan aceptar algo distinto a él como medida del mundo.

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