NO HA LUGAR A PROCEDER

No ha lugar a proceder narra cómo a mediados de la década de 1960, un profesor universitario crea en Trieste un museo de material bélico donde se exponen tanques, aviones, submarinos, cañones, torpedos, etc., así como libros, documentos y armas blancas, con ánimo de fomentar la paz y desmitificar la historia militar. Como directora nombra a una mujer judía que perdió a su madre y a otros familiares en el Holocausto y cuyo padre fue un soldado norteamericano de color llegado a Europa durante la guerra. Las referencias al contenido de cada sala, las reflexiones del promotor de tan singular muestra museística y la historia de la directora, constituyen el soporte argumental de la obra. Claudio Magris (Trieste,1939) aborda en este libro, ensayo, crónica y novela todo en uno, la problemática de la Guerra Mundial, centrada en lo sucedido en la ciudad donde nació y en la que funcionaba el único campo de exterminio con horno crematorio de Italia.
En torno a este hecho, silenciado cuidadosamente durante décadas, se centra la estructura narrativa, que abarca varias historias unidas entre sí por la violencia que impregna todas ellas. Ya se trate de ejecuciones masivas, como la llevada a cabo por los nazis en Lidice (Checoslovaquia) en represalia por el atentado que costó la vida a R. Heydrich, del maltrato de los indios americanos por los conquistadores y colonos europeos, o del comercio de esclavos capturados en África, el drama de la opresión del ser humano hacia sus semejantes se convierte en materia de análisis, reflexión y crítica. La ciudad de Trieste, encrucijada del oriente y occidente europeos, austríaca en el pasado reciente, italiana en la actualidad, se expone como ejemplo emblemático de los conflictos entre países limítrofes. Diferencias de cultura y mentalidad que se convierten en el caldo de cultivo propicio para que se produzca el horror más abyecto y el amor más romántico, tal como ocurre en el caso de los padres de la directora del museo. El profesor Claudio Magris describe los dolorosos ejemplos del daño que la guerra causa, tanto a las personas indefensas incapaces de alterar o detener su curso, como a los que se ven implicados en ella, soldados o partisanos. Su discurso, apretado de ideas y conceptos y expresado con estilo indirecto, exige una lectura atenta y ponderada, limitada a un público minoritario. Algunas descripciones de índole sexual y ciertos comentarios negativos respecto a cuestiones religiosas, requieren lectores con cierto sentido crítico.

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