OLYMPIA Y LAS GUARDIANAS DE LA RÍTMICA

Después de protagonizar una serie dedicada a narrar su vida como gimnasta rítmica de competición de rango internacional, Olympia inicia con esta obra una nueva, de carácter muy diferente. La autora ha planeado dedicar una trilogía a exponer los problemas a los que se enfrenta actualmente la gimnasia rítmica como deporte olímpico por medio de unos relatos de aventuras fantásticas. Olympia y cinco chicas más, cada una de ellas de un país distinto y todas de edades parecidas a la suya, junto a Irache, su entrenadora, formarán un equipo de guardianas dedicadas a mantener el esfuerzo, el compañerismo, el sacrificio y el juego limpio en las puntuaciones durante los campeonatos, y a reprimir el juego sucio, las trampas y los sobornos a los jueces. Dotadas de poderes mágicos, estas deportistas de élite usarán tanto la magia recibida de las diosas griegas precristianas, como sus excelentes dotes de expertas campeonas de gimnasia para desenmascarar una trama de corrupción dirigida por Doc Hades, un misterioso individuo a quien llaman el Visionario Supremo. En este primer episodio, las guardianas logran impedir una entrega de medallas, otorgadas de manera injusta pero para completar su misión tendrán que enfrentarse a un enemigo llamando el Relojero, que intenta eliminarlas. La acción ambientada en un lugar irreal alterna la descripción de ejercicios deportivos con elementos tomados de la narrativa de intriga. Concebida con propósito de denuncia y desarrollada como una historia fantástica, esta aventura conjuga el interés por el deporte con referencias al peligro que supone para su supervivencia que el dinero y la política interfieran en su actividad. Su intervención determina que queden fuera de las selecciones regionales o nacionales determinadas gimnastas, por motivos ajenos a su condición de tales, lo que supone una injusticia personal y una pérdida colectiva para los equipos perjudicados. Bien escrita, su lectura es interesante y su contenido induce a reflexión sobre el auténtico espíritu deportivo, donde los rivales nunca son enemigos sino competidores unidos por idéntico propósito de juego y diversión.

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