PADRES BRILLANTES, MAESTROS FASCINANTES

El autor, médico psiquiatra, analiza los defectos de la educación actual, dirigiéndose a padres y profesores. Sugiere introducir en la metodología didáctica unas herramientas psicológicas que amplíen los horizontes intelectuales de los alumnos y promuevan entre ellos pensadores. A los niños se les ha llenado de tecnología y actividades en detrimento del juego, esencial para el desarrollo mental. Se está generalizando un mal uso de la memoria, haciendo de esta facultad un depósito de datos inútiles. Algo va mal en el planteamiento de la educación, patente por el incremento de trastornos infantiles. Existe el síndrome del pensamiento acelerado por exceso de estimulación visual y sonora. El autor considera esencial recuperar entre padres e hijos una educación más humana y que ésta se oriente hacia el logro de la excelencia. Destaca el valor de la perseverancia en el esfuerzo. Aconseja cautivar a los hijos con la inteligencia y la afectividad, no con autoritarismo: ser sembradores de ideas y no controladores. Respecto a los educadores, considera que se ha puesto mucho el acento en que dominen metodologías, y hay que ponerlo en que crezcan en sensibilidad.El buen maestro es inolvidable porque provoca la inteligencia, espolea la pasividad, humaniza el conocimiento.

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