PARÍS ES SIEMPRE UNA BUENA IDEA

Nicolás Barreau regresa con una novela romántica cuya acción se sitúa de nuevo en París. La protagonista es Rosalie, que vive con su novio y regenta una pequeña tienda de artísticas postales en el barrio de St. Germain. En su cumpleaños siempre deja en la Torre Eiffel una tarjeta con un deseo pero nunca se cumplen sus peticiones. Todo cambia cuando un famoso autor de libros infantiles ya septuagenario, llamado Max Machais, se acerca a su comercio y le propone que ilustre un cuento titulado “El tigre azul”. Llegan a un acuerdo y la obra constituye un éxito editorial. Pocos días después, a causa de un antipático incidente, Rosalie conoce a Robert, un abogado neoyorkino, experto en Shakespeare, de paso en la ciudad ycon el surge una mutua enemistad. Las circunstancias harán que ambos se vuelvan a encontrar en más ocasiones ya que él acusa de plagio a Max, pues según dice, su madre le leía el cuento del Tigre Azul cuando era pequeño. Tras numerosas jornadas de investigación y conversaciones entre los tres personajes acerca de lo ocurrido con el manuscrito se descubre una romántica historia.
París es siempre una buena idea es el título que N. Barreau da a una trama, compleja por los diversos giros narrativos que se desarrollan, pero bastante epidérmica tanto en el fondo como por su estilo, desenvuelto y fresco pero sin más pretensiones literarias. Una doble historia de amor, amena, entretenida, previsible y un misterio del pasado revestido de abundante glamour francés ya que, como siempre, el autor adereza su novela con acertadas referencias al encanto del ambiente parisino, recurso siempre infalible, en el que se mueven unos personajes de escasa profundidad, aunque con un resultado simpático y amable. El libro cumple su función de distraer a través de un relato amoroso que, en la línea de todo el libro, deja traslucir una visión ligera de las relaciones sentimentales.

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