PERROCK HOLMES 3. ELEMENTAL, QUERIDO GATSON

Los tres miembros del Mystery Club, Diego y Julia, ambos de trece años, y Perrock, su mascota, se disponen a asistir durante cuatro días a un campamento de montaña situado en los Pirineos. A ninguno de ellos le apetece este plan que ha sido impuesto por el padre de Julia y la madre de Diego, que están casados entre sí y quieren hacer un viaje ellos dos solos. Cuando llegan al refugio en medio de una lluvia torrencial, descubren que, debido al mal tiempo, el resto de los inscritos han desistido de acudir y van a estar ellos solos con los monitores. Furiosos y desanimados, se resignan a pasar unos días aburridos, sin poder recurrir ni siquiera al teléfono móvil o al ordenador, por carecer de conexiones a internet. Para entretenerles, la cocinera les cuenta que, meses atrás, un delincuente robó un furgón blindado y se apoderó de varias sacas de dinero y lingotes de oro y fue precisamente en el refugio donde están ellos donde la policía lo detuvo. Sin embargo, el botín no fue encontrado pese a las intensas búsquedas de los agentes, por lo que se sospecha que debe permanecer oculto en el refugio, en algún lugar inaccesible salvo para quien lo escondió. Desde ese momento a Julia y Diego que se disponen a buscarlo, ya no les parece tan mal encontrarse solos en el campamento. La historia, escrita en tono de humor, se centra en los pormenores de la investigación de los tres socios del Mystery Club a quienes se une un gato siamés, llamado Gatson, que colabora con ellos sin pelearse con Perrock. El autor en este tercer episodio de la serie a la que pertenece, sigue el esquema propio de una novela de intriga, adaptado a los gustos del público infantil, sustituyendo los elementos del género negro por otros de carácter maloliente cuya mención es de dudoso gusto. La acción se desarrolla de forma sencilla en corto espacio de tiempo, a base de situaciones poco verosímiles pero dinámicas y capaces de mantener la tensión argumental. El estilo, coloquial apenas está literariamente elaborado y el vocabulario resulta limitado y pobre en cuanto a capacidad expresiva. Las abundantes ilustraciones presentan trazos algo grotescos, no muy agradables a la vista, especialmente una de ellas.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa