POPULISMO PUNITIVO

La política de la identidad no ha conllevado a un aumento de la libertad, sino la penalización de determinadas conductas, como ocurre en los llamados “delitos de odio”. Ello ha introducido la pasión populista en el campo del derecho penal, lo que resulta muy peligroso. Ha ocurrido, como pone de manifiesto Sánchez Baena, por ejemplo, en el caso de la violencia de género, pero también en el ámbito de la sexualidad, como se percibe en las propuestas acerca de los nuevos delitos sexuales. Todos estos casos, que se podría englobar dentro del “feminismo identitario” son los que estudia en su ensayo esta jurista, comprometida con la defensa del principio de la presunción de inocencia.
Claro está que la introducción en el derecho penal de motivaciones espurias afecta “al orden democrático y constitucional, conduciéndonos a un nuevo proceso revolucionario”. El populismo se percibe, sobre todo, en dos campos: en el del género y en de la identidad nacional, vinculado este último a los problemas de la inmigración. Sánchez Baea analiza con rigor los postulados antijurídicos y la presión social en casos como el MeToo o La manada, poniendo de manifiesto la criminalización del varón, por ejemplo. Contrapone las noticias que proliferan en los medios con las estadísticas, que desmienten mucho de lo que suele decirse.
Lo mismo cabe señalar en el caso de la inmigración, cuya problemática se ha terminado ideologizando en los últimos años, propalando mensajes fraudulentos para apoyar determinadas propuestas políticas. En ese caso, ha sido la ultraderecha la que ha criminalizado al extranjero, considerándolo un peligro para la identidad nacional. En uno y en otro caso, aparece la figura del enemigo, la concepción binaria tan simplista que gusta al populismo.

TROA