POSTALES DEL ESTE

Un domingo por la tarde Mia entrega a su sobrina Bella una extensa colección de postales escritas por Ella, madre de Bella, en el pasado. Son postales redactadas en Auschwitz. Ella y su familia, judíos, son deportados. De entre todos Ella es escogida por saber varios idiomas para servir de intérprete y para copiar las partituras de la orquesta de mujeres del campo de concentración porque tiene una caligrafía clara y bonita. Por esto va recogiendo las postales que los que llegan al campo llevan en sus equipajes, las guarda y las escribe para que su recuerdo perviva.
Esto le permite tener una vida mejor a la del resto de presas. Sin embargo sufre y es testigo de las humillaciones y crueldades más extremas que se pueda pensar. Algunos de los personajes de la novela son reales y los ficticios son los necesarios para dar nombre a los testigos de abundantes crímenes despiadados. Con una mirada ingenua y limpia Ella va relatando lo que ve en el campo y lo describe con claridad aunque sin recrearse de manera especial en la sordidez. Queda sin explicación el por qué de la maldad de los verdugos, y en los sufrientes no se plantea la posibilidad ni remota del perdón, sino del no olvido. Estas postales revelan a Bella la vida de su madre.
La crueldad se ve pero no de forma agresiva. Está escrita de manera amena, al lector que desea saber más. Se da cuenta de la trayectoria de los personajes reales. Una manera distinta de escribir sobre el horror de los campos de concentración. Carmen Trigo.

Carmen Trigo