EL PRÍNCIPE DE LA IMPRENTA

Enric Satué (Barcelona, 1938), diseñador gráfico, obtuvo el Premio Nacional de Diseño en 1988. Sus libros publicados hasta el momento han estado relacionados con el diseño gráfico y la historia del grafismo en España. Con El príncipe de la imprenta, recientemente publicado, aborda los últimos días de la vida de Nicolas Jenson, creador de la primera tipografía romana para impresión que muchos intentaron imitar y sería fuente de inspiración para otros.
En septiembre de 1480 Jenson, cumplidos los sesenta años, está gravemente enfermo, posiblemente por la inhalación del plomo que ha estado utilizando durante años en la imprenta. Encamado desde hace días en su casa de Venecia, decide hacer testamento ante notario en presencia de sus dos colaboradores, el párroco, el sacristán y algunos testigos más. Esto motivará el repaso de su vida y enmendar algunos errores que haya podido cometer. Peter Ugelheimer, su colaborador más cercano, le visita todos los días y, junto al lecho de muerte, le expone su intención de escribir sobre su vida siguiendo el hilo del testamento y recogiendo cualquier suceso o anécdota que quisiera contarle. Consciente de que su tipografía le sobrevivirá y que su gloria aumentará con el tiempo, Nicolas Jenson accede a la petición del que ha sido su amigo y colega desde 1458 cuando ambos entraron a formar parte del grupo de aprendices del genial Gutenberg. Durante las siguientes jornadas y hasta su muerte, Ugelheimer y Jenson mantendrán un diálogo más o menos fluido en el que éste le irá aclarando algunos términos de su vida dedicada exclusivamente a la imprenta.
Eric Satué despierta la curiosidad del lector sobre unos personajes que fueron cruciales para la difusión de la cultura y que consiguieron hacer Arte del oficio de la tipografía, convirtiéndolo en el vehículo con mayor poder de transformación de la sociedad.
Se pone en valor la amistad como el sentimiento más noble y generoso entre los seres humanos capaz de hacerles colaboradores de grandes logros.
Con todo, la narración no resulta fluida y la intercalación de diálogos no agiliza la lectura que puede resultar ardua para aquellas personas poco familiarizadas con el tema central de la novela.

Encarnita Herraiz