PURA RABIA

Continúa la serie “Los crímenes del Piamonte” y continúan los mismos actores principales: Arcadipane, Isa, Ariel, Bramard aunque más en segundo plano y uno nuevo Luigi Normandía. Aquí el gran protagonista es Arcadipane.

Si el escritor trata de que el lector se involucre en la acción y se identifique con un personaje, a ser posible el principal, con esta novela es muy difícil hacerlo, pues Arcadipane aparece como un hombre problemático, separado de su mujer, alejado de sus hijos a los que no entiende y asiduo a una especie de adivina parapsicóloga, Ariel, que también es una mujer rara y que acude por consejo de ella a un chat de citas. Su aspecto externo es deplorable, sucio, con los pantalones manchados y permanentemente arrugados, llenos de barro, sin afeitar, … con unos hábitos alimentarios desastrosos y con un carácter brusco y poco atento a sus subordinados y siempre comiendo gominolas de regaliz. La misma lógica con la que intenta enfrentarse a los casos tampoco es coherente.

Isa, lesbiana, expulsada de la policía y que ahora está en la guardia urbana, es también rara, friki de la informática pero es la que pone en la pista a Arcadipane. Por si fuera poco, aquí aparece otro personaje, Luigi Normandía, también expulsado de la policía, con frases de la Escritura permanentemente, un carácter místico, con dotes persuasivas, poco equilibrado, también friki informático.

Y no puede faltar Trepet, el perrito con tres patas que recuperó Arcadipane para su hija y que ahora está permanentemente con él.

El argumento es descubrir unos casos de suicidios, que poco a poco se descubre que han estado inducidos, pero no sabe quién es el que lleva a dominar así las mentes. Es todo rebuscado, y muy en la línea de la cultura imperante.

Se trata lo religioso con un sentido jocoso permanente y con un marcado acento de irreverencia. Como con las otras novelas de la Serie, la escritura es fluida, pero la acción es confusa frecuentemente y no es fácil que capte la atención y atraiga la lectura.

TROA