RESTOS MORTALES

Nuevo episodio de la serie protagonizada por el popular comisario de Venecia Guido Brunetti que ha logrado para Donna Leon (Nueva Jersey, USA,1942) un extraordinario éxito internacional que rebasa el ámbito literario al haber sido adaptados algunos de sus episodios a guiones de televisión.
La trama desarrollada en Restos Mortales aborda el grave problema de la contaminación ambiental que afecta a la pureza de las aguas que rodean el conjunto de islas en las proximidades de Venecia. A los elevados niveles de fango acumulados en la laguna durante siglos se añaden los vertidos químicos procedentes de las industrias locales que no respetan las leyes de protección de la naturaleza. Como resultado de tales prácticas ilegales se aprecian ya los efectos devastadores que se producen tanto sobre la fauna y las algas de las marismas como en relación a las plantas, cultivos y aves de tierra. Brunetti, afectado por una persistente fatiga debida al exceso de trabajo, decide alejarse de la ciudad para descansar unos días, aconsejado por los médicos y de acuerdo con su mujer que le facilita el acceso a una casa de campo situada en la isla de Sant’Erasmo. Se trata de una residencia familiar apenas utilizada que, si bien se halla próxima a Venecia, es un oasis de paz al margen de las invasiones de los ruidosos turistas venidos de todo el mundo. Davide Casati, encargado de custodiar la finca, recibe al comisario a su llegada al pequeño muelle pesquero y lo conduce en su chalupa tipo góndola al lugar donde pasará los días de vacaciones. Surge entre ellos una simpatía natural que les permite establecer un trato cordial y directo, sin formalismos que no se corresponden con la vida sencilla del lugar. Casati le muestra las maravillas del paisaje isleño, los rincones y radas en los que aves y peces todavía sobreviven a los efectos letales de aguas contaminadas al tiempo que le muestra su preocupación ante la falta de sensibilidad de empresarios y autoridades por evitar el creciente deterioro ambiental. Como señal de máxima confianza, su guía lleva a Brunetti a visitar sus colmenas arruinadas por la muerte de millares de abejas víctimas de los venenos depositados sobre las flores que les sirven de alimento. Cuando se dispone a denunciar a la grave situación a las autoridades, el cadáver de Casati aparece sumergido en el lodo junto al cementerio donde reposan los restos de su mujer a la que visitaba con frecuencia. El instinto del comisario le impulsa a finalizar sus vacaciones y dedicarse por entero a esclarecer la muerte del aquel hombre ante la sospecha de haber sido eliminado por encargo de las poderosos industrias responsables de los vertidos contaminantes. Donna Leon utiliza en esta novela los recursos narrativos de la intriga policiaca para llamar la atención sobre el riesgo que amenaza la integridad y permanencia de unos lugares de extraordinaria belleza natural y arquitectónica. Conjunto irrepetible que alberga no solo la monumental ciudad de Venecia, sino también a la cadena de islas que, como las de Murano, Burano, Torcello o Sant’Erasmo, forman un cinturón protector cuyo deterioro acabará por ejercer efectos negativos para la urbe marítima más famosa del mundo.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa