RETRATO DE SHUNKIN

Shunkin es una bella niña ciega, virtuosa en su modo de tocar un instrumento de cuerda, pero tan cruel y exigente, caprichosa y engreída como hermosa. Logra ser maestra de música y adquirir una gran fortuna y muchos criados. Hace de un muchacho su compañero y sirviente, en una relación que, a medida que ambos crecen, llega a ser propia de esclavo y señora. Se queda embarazada, pero se niega a decir quién es el padre y tampoco quiere rebajarse a casarse con su criado, aunque está claro que son amantes.
La novela es muy minuciosa en la descripción psicológica de los sentimientos y acciones morales de los personajes, que se analizan con precisión; la personalidad de Shunkin se traza con la frialdad del acero. La novela comienza mostrando las tumbas de ambos amantes para mostrar la relación que mantuvieron desde pequeños. Resulta turbador cómo se muestra una relación esclavizante que se acepta de un modo servil y humillado. El autor, que no deja más que las relaciones sexuales y otros detalles corporales a la imaginación del lector, insiste sobre todo en la naturaleza perversa de Shunkin, en su carácter caprichoso, en su ceguera y su belleza: tal conjunto de contradicciones se llevan al límite y se insiste en la mezcla de compasión y rechazo que provocan. En ese sentido la novela es una obra de arte.

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