- Editorial: RBA LIBROS
- Año de edición: 2020
- Materia: Novela policiaca y de misterio. Novela negra
- ISBN: 978-84-9187-167-5
- Páginas: 272
- Encuadernación: Cartoné
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
20,00 €
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Arnaldur Indridason (Reikiavik 1961) es un conocido escritor islandés de novela nórdica del que en España se han publicado muchas novelas. Erlender Sveinsson es el prototipo del inspector de policía solitario, un poco amargado, triste y con sentido de fracaso, pero al que no le faltan honradez y afán de justicia. Esta novela forma parte de la larga serie de la que es protagonista.
En Rosas muertas Erlender va a encontrarse con un caso de drogadicción que le va a tocar de cerca, no solo porque él, divorciado, tenga dos hijos (chico y chica) drogadictos, sino porque su propia hija se va a ver implicada en el caso.
Una vez más, la novela negra nórdica se introduce en lo más profundo de la naturaleza humana corrompida. En esta ocasión el poder, el dinero y la perversión sexual, a la que son tan dados, presentan casos extremos y sumamente desagradables. Presenta una trama extremadamente morbosa y una juventud siempre con familias destrozadas, separadas, (nunca hay familias normales), sin ideales ni virtudes. Egoístas y soberbias, acaban viviendo en promiscuidad, sin futuro, sin ningún tipo de ilusiones. Llegará un momento, si no ha llegado ya, que seguramente el lector se aburrirá y deseará otro tipo de narraciones con individuos más atractivos y normales y novelas más originales.
La aparición del cadáver de una chica muy joven en un cementerio de Reikiavik en el jardín que rodea la tumba de uno de los héroes islandeses de la independencia (también un personaje promiscuo e inmoral) es la que desencadena la novela. Pero de la investigación sobre la desconocida se pasará a los negocios turbios de proxenetismo y de drogas, de especulación y prevaricación.
Aunque se llega a una solución del caso, no queda totalmente cerrado y el lector no acaba de saber si los causantes son realmente castigados.
No hay escenas excesivas o explicitas de sexo ni de violencia, pero el conjunto no es agradable y en general, con un mínimo de sensibilidad, nace un rechazo del relato, que por otra parte no está mal escrito.
TROA
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