SANTANDER, 1936

Una nueva novela de Álvaro Pombo en la que muestra una vez más su genialidad y su dominio de la narrativa.
Año 1936 en Santander. Una familia de la burguesía, los Pombo, que tuvieron un pasado más adinerado pero que conservan el status de una familia “del Muelle”, familias del Santander de toda la vida. El padre Cayo Pombo y sus hijos Cayo y Álvaro- Alvarín- porque su mujer Ana les abandonó asfixiada por el ambiente santanderino y por su propio marido, mayor que ella, rumbo a París donde busca la fama en la moda. Junto a la familia Mercedes, Elena y Paco, el servicio.

El verdadero protagonista es Álvaro que ha regresado de un colegio en Francia y vive con su padre. En los momentos de agitación que se viven en España, y también en Santander Álvaro opta por apuntarse a Falange donde ve ideas y comportamientos que le atraen. Por contraste su padre es republicano, pero comedido: conoce a Azaña y lo admira, pero siempre y todo a cierta distancia. Esta disparidad no ensombrece en absoluto el afecto de padre e hijo que conversan con tranquilidad de todo.

Alvarín es una excelente persona. No entiende los odios ni los rencores ni la postergación de las personas a causa de las ideas. Él tiene las suyas pero está a otro nivel. Su padre mantiene una postura distante de todo y se siente enfermo y frustrado por la marcha de su mujer que hace tiempo que se produjo.
Dado lo enrarecido del ambiente y que en Santander las autoridades son republicanas, ocurre lo previsible: un día se produce un enfrentamiento entre jóvenes de izquierdas y falangistas y éstos son encarcelados.
Conocer todo esto no resta el más mínimo interés a esta novela que es de análisis de personas, de ideas. Diálogos y reflexiones. Una excelente muestra del dominio del arte de narrar del autor, que es sobrino del protagonista, hijo de su hermano Cayo.
No obstante la cercanía familiar, el autor da los datos y las fuentes para el estudio del ambiente, en gran parte periodísticas y obras de autores contemporáneos a los hechos.

Una lectura muy interesante.

Carmen Trigo