SELFIES

Librero, editor y novelista, el danés Jussi Adler-Olsen (Copenague, 1950) describe en este nuevo episodio de la serie que protagoniza el subcomisario Carl Morck, varios casos que ponen a prueba la capacidad de su “Departamento Q”, encargado de reabrir expedientes de crímenes que fueron archivados sin resolver.
En esta ocasión, los problemas se acumulan sobre la mesa del inspector que, debido a su carácter rebelde y amargo, no cuenta con el favor de sus jefes ni recibe ayuda de los colegas de la comisaría. Bajo la amenaza de cierre de su oficina por falta de resultados, Morck, se ve obligado a presentar pruebas para demostrar con datos los elevados porcentajes de acierto logrados por los miembros de su equipo. Las dificultades del grupo aumentan cuando Rose, una de sus más eficaces colaboradoras, solicita la baja por una depresión tan profunda que la incapacita para el trabajo. Sin embargo, el inspector decide continuar su actividad gracias al generoso apoyo de sus dos auxiliares daneses y a la astucia del excéntrico Assad, inmigrante que fue rechazado en principio debido a su origen turco. Al afrontar uno de los antiguos casos no resueltos, Morck descubre que se encuentra relacionado con el reciente asesinato de una mujer, cuya investigación quedaría fuera de sus competencias. Sin embargo, no duda en saltarse las normas e invadir las funciones asignadas a uno de sus más feroces rivales en la policía local. A la grave enfermedad de Rose y las diferencias con sus colegas se unen las propias dificultades que plantean los casos antiguos, carentes de pistas recientes y que por ellos exigen el máximo esfuerzo a los mermados efectivos del controvertido “Departamento Q”. Los problemas psicológicos y emocionales que afectan por igual a policías y delincuentes forman parte de una trama de notable complejidad que alterna los episodios de violencia con el minucioso relato de los desvaríos mentales que sufren algunos de los protagonistas. La miseria y el clima depravado de los bajos fondos de Copenhague donde se mueve un grupo de chicas jóvenes dedicadas a la extorsión sexual y al crimen, aunque se presenta con cierto aire de condena moral, incurre en situaciones unas veces morbosas y otras repulsivas descritas con lenguaje realista. La novela no obstante, finaliza con el mensaje positivo de solidaridad y afecto que encarnan los hombres al mando de Morck, con Assad como figura central, empeñados en salvar de la muerte a su compañera Rose y permitirle recuperar la estabilidad psicológica y emocional que había perdido.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa