SEÑOR DE LAS PERIFERIAS

Jesús Montiel nació en Granada en 1984 y en su universidad estudió Filología. Se doctoró después y ahora es profesor de Lengua y Literatura. Es autor de cinco libros de poemas y obras en prosa como Notas a pie de instante (Esdrújula, 2018) y Sucederá la flor (Pre-Textos, 2018), que ha tenido una gran aceptación. En 2019 ha publicado otras dos obras en prosa: El amén de los árboles y Señor de las periferias.
Señor de las periferias es el relato de la vida de un conocido escritor alemán, Robert Walser (1878-1956). Hay muchas formas de hacer una biografía, pero Montiel ha elegido escribir una biografía literaria con la que, con una forma de expresión íntima, se introduce en el personaje y, con pocas palabras y muchas intuiciones, transmite al lector lo fundamental de Robert Walser más sus propias ilusiones y sus temores. “Hoy, cuarenta años después de su muerte, abro un libro de Robert Walser. Desprende tanto calor que tengo que apartarme cada pocas líneas, lleno de quemaduras.”, escribe al comienzo del libro. Este tono subjetivo está presente en todo el libro.
Montiel repasa la vida de Walser desde su infancia, en la que añora el afecto de una madre que no lo sabe expresar, a una inestable adolescencia que rompe al dejar con catorce años la casa paterna para irse a Berna. Allí trabaja en un banco, que pronto abandona para buscar un nuevo trabajo que también dejará. Y en una de tantas oficinas por las que pasó comienza a escribir. “Idea sus primeros poemas en esas horas cuadrangulares y, cuando viene el jefe, esconde la cuartilla y disimula. (..) Escribe en los sobres, en las facturas, en las hojas del almanaque”. Tampoco le fue fácil la vida de escritor; aunque llega a publicar sus obras y ser conocido, no triunfará. Cambia casi compulsivamente de trabajo, pero también de casa y de ciudad. Walser es un eterno insatisfecho o un acumulador de fracasos.
Con esta vida sin grandes brillos, Jesús Montiel construye un atrayente y equilibrado relato escrito en prosa poética con párrafos breves y capítulos también breves. Su tono es lirico y Montiel, como en sus otras obras en prosa, encuentra matices e imágenes sugerentes que conmueven al lector. Fiel al estilo, y también al alma de Walser, no se extiende en grandes explicaciones: apunta los sucesos, sugiere los sentimientos y deja al lector lo demás.

TROA