SEÑORES NIÑOS

El profesor de lengua de un centro francés de enseñanza secundaria propone a sus alumnos como trabajo de redacción el imaginar que una mañana, al despertarse, descubren que se han convertido en adultos y sus padres han retornado a la infancia.
La obra, escrita en tono humorístico, plantea una situación esperpéntica a través de la cual el autor caricaturiza algunas actitudes de los mayores y analiza aspectos de la conducta de los pequeños. El infantilismo de aquéllos explica las vacilaciones y también la forzosa madurez precoz de éstos. Profesor de secundaria además de escritor, Pennac sitúa la acción de la novela en París, dentro de un barrio marginal habitado sobre todo por emigrantes extracomunitarios. Esta circunstancia le permite utilizar un estilo deliberadamente plagado de vulgarismos y usos expresivos incorrectos, apto para reflejar circunstancias sociales difíciles e inestables en las que son particularmente evidentes los desequilibrios sociales, familiares y emocionales que se pretenden poner de manifiesto, siempre desde una cierta superficialidad ética. Este planteamiento caricaturesco, muy extremado, resulta novelísticamente artificioso, lo que le resta interés, y el abuso de términos malsonantes abruma al lector por su tosquedad.

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