SERÉ DUDA

Seré duda, escrito en primera persona, ofrece una versión literaturizada de la vida profesional y familiar de Andrés Trapiello a lo largo del año 2005. La publicación en 2004 de su novela titulada “Al morir D. Quijote” permitió al autor realizar numerosos viajes promocionales durante el año siguiente a través de ciudades y pueblos de España. El desarrollo de esa actividad dio lugar a invitaciones a participar en actos de significación cervantina y a firmar ejemplares de su obra en diversas Ferias del Libro. Las referencias a todos estos actos centran la mayoría de las páginas de esta extensa memoria, decimonovena entrega de una serie narrativa de carácter autobiográfico cuyo título general es “Salón de Pasos Perdidos”.
Anécdotas, evocaciones de amigos desaparecidos ya, encuentros inesperados, viajes, trato circunstancial con personas desconocidas y experiencias curiosas, forman el entramado argumental de un testimonio personal que descubre las luces y sombras de la vida de un escritor. El paisaje urbano del centro de Madrid y el de Las Viñas, localidad extremeña donde el autor se retira con su mujer y sus dos hijos a descansar, son los puntos de partida desde los que Trapiello se lanza a vivir aventuras que parecen lejanamente emparentadas con las de D. Quijote. Sucedidos pintorescos y aún algo disparatados, contados con humor y humilde conformidad, contrastan con los honores y distinciones que recibe por sus libros, que todos elogian, aunque quizá no todos han leído. El trato con personajes del mundo editorial y de las letras que su dedicación a la escritura exige, explica los comentarios y opiniones críticas sobre hechos, personas e instituciones, que, a pesar de su carácter subjetivo, resultan interesantes. La comprensible voluntad de ocultar tras iniciales nombres conocidos, cuya identidad a veces es posible intuir, dificulta hasta cierto punto la lectura de estos episodios, en general no muy trascendentes. Al comentar la muerte del Papa san Juan Pablo II, ocurrida ese año de 2005, y la de un escritor amigo, se aprecia la actitud negativa del autor respecto al clero católico.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa