SIMPLEMENTE CRISTIANOS

La historia de los siete monjes asesinados en Tibhirine, Argelia, en 1996, se dio a conocer internacionalmente por la película De dioses y de hombres, dirigida por el francés Xavier Beauvois, premiada en Cannes y que obtuvo en Francia el César. Una película exquisita en la que solo con imágenes, escasos diálogos y una cuidada banda sonora, traslada al espectador el drama sucedido en ese pequeño convento.
Con motivo de la beatificación de estos siete frailes, entre diecinueve mártires argelinos, se publica la edición castellana del libro francés. Un libro encargado al postulador de esa causa de beatificación, el fraile trapense Thomas Georgeon y al periodista especializado en temas religiosos, François Vayne, un francés nacido en Argelia que de niño había conocido a los monjes de Tibhirine. Escrito con estilo sencillo y lenguaje claro, próximo a la crónica periodística, los autores componen un libro que, por su interés humano y la tensión dramática, se lee de un tirón.
Una primera parte sitúa al lector, con un apunte de la historia del cristianismo desde los tiempos del imperio romano, en esa zona del norte de África, que incluye Argelia, Túnez, Marruecos y Libia.. También se explica la historia del monasterio de Tibhirine y un bosquejo de la vida de cada uno de aquellos frailes, desde su infancia hasta su decisión de marchar a la trapa de Argelia. Otros siete capítulos breves y vibrantes plasman la vida cotidiana de los trapenses. El libro termina con varios Anexos: uno con la entrevista al hermano Jean-Pierre que sobrevivió al no encontrarlo los captores y otro con imágenes del monasterio y de los frailes.
El primero de estos anexos es conmovedor, pues transcribe la carta escrita a modo de testamento por el que fuera el abad en la etapa anterior y en el momento del apresamiento, Christian de Chergè: “Si un día me aconteciera -y podría ser hoy- ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia (…). Al llegar el momento, querría tener ese instante de lucidez que me permita pedir perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando al mismo tiempo, de todo corazón a quien me hubiera golpeado. (…) Sé de cuanto desprecio han podido ser tachados los argelinos en su conjunto, y conozco también qué caricaturas del Islam promueve cierto islamismo. Argelia y el Islam para mí son otra cosa; son un cuerpo y un alma. (…) volviendo a encontrar tan a menudo ese hilo conductor del evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primera iglesia inicial, justamente en Argelia, y, ya entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes”. Quizá el mayor hallazgo de este libro sea mostrar la buena sintonía entre aquellos monjes y los argelinos musulmanes de la zona.

Carmen Juste