SIRA

María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real. 1964.) retoma el personaje de Sira Quiroga de su primera novela El tiempo entre costuras para publicar una segunda parte titulada Sira. La historia arranca tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la protagonista ya no es la joven algo inocente de su juventud sino que se ha convertido en una experta y perspicaz mujer que sabe tomar las riendas de su trayectoria. Ha dejado de colaborar con los servicios británicos, se ha casado y ha tenido un hijo aunque por circunstancias fortuitas tendrá que afrontar sola la maternidad. Ya no es una simple espía sino una infiltrada que se dedica a realizar misiones de información para diferentes jefes y países, siempre camuflada como periodista. Su vida será todo menos tranquila ya que viaja a sitios tan dispares como Jerusalén, Londres, Madrid, Barcelona o Tánger, escenarios donde sigue habiendo tensiones. Contempla de cerca el problema palestino entre judíos y árabes y es testigo del atentado en el Hotel King David de Jerusalén en 1946. En España se narra detalladamente la visita de la carismática Eva Perón en 1947 a Barcelona en pleno franquismo y en Londres Sira convive con su suegra en una relación algo distante que se irá suavizando. La protagonista afronta misiones arriesgadas en las que se reencuentra con antiguos conocidos, entre los que también hay gente que desea hacerle daño y traicionarla por lo que tendrá que tejer una hábil estrategia para huir en muchos momentos. Dueñas construye una novela de intensa acción que resuelve con una prosa muy descriptiva y unos personajes correctos entre los que destaca la personalidad de Sira Quiroga. Fruto de una abundante documentación, la autora logra plasmar acertadas atmosferas geográficas y sociopolíticas; también refleja con verosimilitud el ambientillo periodístico de la época: la BBC y los corresponsales y reporteros de la época en un momento lleno de exiliados de diverso signo. Sira es una secuela muy entretenida que su autora ha escrito durante la pandemia y dedica su libro “a todos aquellos cuyos ojos se cerraron”.

TROA