SUPERNORMAL

Es la tercera vez en tres años que Murph y su familia se ven obligados a trasladarse de ciudad. Por culpa de un malentendido, Murph se matricula en una extraña escuela: en ella se enseña a los niños héroes a desarrollar sus “capas” (capacidades) y convertirse en “operacionales” con vistas a ingresar en una Alianza de Héroes encargada de combatir el crimen. El problema es que el único poder con que cuenta Murph consiste en ser SUPERNORMAL. Aun así, por primera vez en mucho tiempo consigue reunir un grupo de amigos al que el resto de aspirantes a héroes llaman los “supercéroes”, ya que consideran que sus “capas” son perfectamente inútiles. Al mismo tiempo, los jefes de Ribbon Robotics (lord Néktar y su secuaz, Nicholas Knox) pretenden esclavizar a la humanidad sirviéndose de unas avispas-robot y de unos cascos de control mental diseñados para que quien se los ponga siga al pie de la letra las órdenes de los malvados. Y su primer objetivo será la escuela de Murph. Con la mitad de los profesores y los alumnos más operacionales “abducidos” por Ribbon Robotics, los supercéroes, por increíble que parezca, conseguirán evitar el descalabro gracias a sus inútiles “capas”.
Se trata de una trama original y entretenida, con giros inesperados y llena de humor: un humor que se refleja en los nombres de los profesores (y héroes jubilados) Soperman o Flash; en el de los alumnos (la pequeña Mary, que sólo es capaz de volar con ayuda de un paraguas amarillo); y en el de los malvados (el hombre-avispa lord Néktar). Tampoco está exenta de humor la caracterización de los personajes, tan cercana a veces a la caricatura: el estúpido lord Néktar (el hombre-avispa), incapaz de distinguir entre una abeja y una avispa; el espía británico James James (Bond), al que todo le sale mal; o los héroes jubilados como el Fantasma Azul. Sin olvidar los ingeniosos comentarios que los propios autores van “colando” en medio del relato o los golpes de efecto que introducen.
El mensaje que transmite el libro es diáfano: frente al señor Flash, que está convencido de que “no se puede ser un superhéroe sin tener superpoderes”, los supercéroes demuestran justamente lo contrario: sí es posible ser un superhéroe siempre que uno sepa convertir su debilidad en fortaleza; siempre que los superpoderes de los supernormales como Murph sean el valor, la perseverancia, la voluntad de hacer lo correcto y el trabajo en equipo.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa