TAJ

Andrés Pascual busca en sus viajes inspiración para sus novelas. Así surgió Taj, un libro que según el propio autor ha sido escrito con el corazón. La admiración por el Taj Mahal que ha podido visitar en dos ocasiones ha llevado a Andrés Pascual a construir una historia que finalmente se alzó con el Premio 2016 de novela histórica Alfonso X el Sabio.
Balu es un muchacho hindú que ha nacido con un don especial para el dibujo. De familia campesina y pobre, su padre le sustraerá de los trabajos más duros para poder desarrollar su arte atrayendo así la envidia del resto de los hermanos. En la misma aldea vive la hermosa Aisha, una joven de su misma edad de origen musulmán y que fue adoptada por el hombre más rico del pueblo a la muerte de sus padres cuando tan sólo contaba con cuatro años. Amigos inseparables, el amor mutuo de camaradería que se han profesado desde niños se ha ido trasformado en un amor más íntimo, más adulto. Pero apenas comenzada esta nueva etapa en sus vidas, el padre de Balu fallece obligando al joven a huir de sus hermanos, al mismo tiempo, Aisha es regalada por su padrastro al Sha Jahan para formar parte de su harén en Agar, ciudad donde se está comenzando a construir el Taj Mahal, un monumental edificio en honor a su amada esposa Mumtaz Mahal muerta un año antes. Empieza entonces para los dos jóvenes una epopeya de consecuencias imprevisibles.
Taj, novela que puede encuadrarse en el género iniciático, posee elementos de aventura y romanticismo que la hacen atractiva aunque falta continuidad en algunos aspectos de la trama. Las peripecias por las que ha de pasar el protagonista siempre irán acompañadas del recuerdo de los acertados consejos paternos y de las personas adecuadas que le acompañarán a lo largo de una vida de aprendizaje.
La historia, que intenta ser dramática, va acompañada de un lirismo acorde con la imagen del extraordinario Taj Mahal inspirador de poesía, así, el amor verdadero en cualquiera de sus manifestaciones de amistad, paterno-filial, etc., viene a ser el motor de todo lo bueno que puede ofrecer la vida. En contraste se reprueba la mentira, la traición o la ambición.
Está presente el hecho religioso más como filosofía que como una realidad trascendente en la persona.

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