TANIA VAL DE LUMBRE

María Parr (Noruega, 1981), escritora y profesora de enseñanza secundaria, narra en esta novela el descubrimiento por parte de Tania, una niña de nueve años, de ciertos aspectos dolorosos del mundo adulto. Cerca de la granja donde vive con sus padres en un remoto valle, próximo a la costa noruega, se encuentra la gran casa de su padrino, un violinista retirado al que quiere como a un verdadero abuelo. Cuando éste sufre una grave caída y debe ser internado en un hospital, Tania descubre que tiene una hija, una famosa intérprete de violín con la que no se ha relacionado desde hace muchos años. La protagonista, habituada a un clima familiar cálido y seguro, se asombra y entristece al percibir el odio que la hija de su padrino siente hacia este y el rencor del padre hacia la hija que se marchó con su madre cuando la reclamó y nunca volvió a su lado. El muro de incomprensión que separa a dos personas que considera buenas produce en Tania una fuerte impresión, la misma que el ver tristes a dos niños, amigos suyos, cuya madre ha sido abandonada por su marido. Debido a su carácter enérgico y resolutivo, Tania reacciona ante tan dolorosas circunstancias dispuesta a hacer lo posible por resolverlas o al menos atenuar sus consecuencias. La obra refleja con acierto los daños que la ruptura de las familias o la paternidad extraconyugal produce en los hijos, nunca culpables pero siempre víctimas de la irresponsabilidad de sus progenitores. La autora manifiesta esta idea por medio de una trama, quizá inverosímil en ciertos aspectos pero muy significativa en su contenido y expresada en términos de cuidada delicadeza formal. La belleza de las descripciones de paisajes, el vigor de los rasgos con que se caracteriza a los personajes, infantiles y adultos y la agilidad del estilo constituyen los principales aciertos de una obra cuya lectura interesa de principio a fin y cuyo contenido encierra nobles sentimientos aunque parta de conductas erróneas y egoístas.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa